jueves, 14 de julio de 2011

Un pie en la tierra, otro en el mar

WILLIAM SHAKESPEARE

(Stratford-upon-Avon, Warwickshire, Reino Unido, 1564-ib., 1616)




No sufráis, niñas, no sufráis...
Que el hombre es un farsante;
Un pie en la tierra, otro en el mar.
Jamás será constante.

¿Por qué sufrir?
Dejadles ir...
y disfrutad la vida.

No cantéis, niñas, no cantéis
lamentos de infortunio
que el hombre falso es
desde que el mundo es mundo.

¿Por qué sufrir?
Dejadles ir...
y disfrutad la vida

Vuestros suspiros convertid
en cantos de alegría.

De Mucho ruido y pocas nueces

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char