domingo, 18 de octubre de 2009

la poesía ¿es simulacro de vos?


JUAN GELMAN
(Buenos Aires, 1930-)


Carta a mi madre
(Fragmento)

Recibí tu carta 20 días después de tu muerte y
cinco minutos después de saber que habías muerto /
una carta que el cansancio, decías, te
interrumpió / te habían visto bien por entonces /
aguda como siempre / activa a los 85 de edad
pese a las tres operaciones contra el cáncer
que finalmente te llevó /

¿te llevó el cáncer? / ¿no mi última carta? / la
leíste, respondiste, moriste / ¿adivinaste que me
preparaba a volver? / yo entraría
a tu cuarto y no lo ibas a admitir / y nos
besábamos / nos abrazamos y lloramos / y nos
volvemos a besar / a nombrar / y estamos juntos /
no en estos fierros duros /

vos / que contuviste tu muerte tanto tiempo / ¿por
qué no me esperaste un poco más? / ¿temías por
mi vida? / ¿me habrás cuidado de ese modo? /
¿jamás crecí para tu ser? / ¿alguna parte de tu
cuerpo siguió vivida de mi infancia? / ¿por eso
me expulsaste de tu morir? / ¿como antes de vos? /
¿por mi carta? / ¿intuiste? /

nos escribimos poco en estos años de exilio /
también es cierto que antes nos hablamos poco /
desde muy chico, el creado por vos se rebeló de
vos / de tu amor tan estricto / así comí rabia y
tristeza / nunca me pusiste la mano encima para
pegar / pegabas con tu alma / extrañamente
éramos juntos /

no sé cómo es que mueras / me sos / estás
desordenada en mi memoria / de cuando yo fui
niño y de pronto muy grande / y no alcanzo a fijar
tus rostros en un rostro / tus rostros en un aire /
una calor / un aguas / tengo gestos de vos que son
en vos / ¿o no es así? / ¿imagino? / ¿o quiero
imaginar? / ¿recuerdo? / ¿qué sangres te repito? /
¿en qué mirada mía vos mirás? / nos separamos
muchas veces /

nací con 5,5 kilos de peso / estuviste 36 horas en
la cama dura del hospital hasta sacarme al
mundo / me tuviste todo el tiempo que tu cuerpo
me pudo contener / ¿estabas bien conmigo
adentro? / ¿no te fui dando arrebatos,
palpitaciones, golpes, miedos, odios,
servidumbres? / ¿estábamos bien, juntos así, yo
en vos nadando a ciegas? / ¿qué entonces me
decías con fuerza silenciosa que siempre fue
después? / debo haber sido muy feliz adentro
tuyo / habré querido no salir nunca de vos / me
expulsaste y lo expulsado te expulsó /

¿ésos son los fantasmas que me persigo hoy
mismo / a mi edad ya / como cuando nadaba en tu
agua? / ¿de ahí me viene esta ceguera, la lentitud
con que me entero, como si no quisiera, como si
lo importante siga siendo la oscuridad que me
abajó tu vientre o casa?/ ¿la tiniebla de grande
suavidad? / ¿dónde el lejano brillo no castiga con
mundo piedra ni dolor? / ¿es vida con los ojos
cerrados? / ¿por eso escribo versos? / ¿para volver
al vientre donde toda palabra va a nacer? / ¿por
hilo tenue? / la poesía ¿es simulacro de vos? / ¿tus
penas y tus goces? / ¿te destruís conmigo como
palabra en la palabra? / ¿por eso escribo versos? /
¿te destruyo así pues? / ¿nunca me nacerás? / ¿las
palabras son estas cenizas de adunarnos? /
¿nos separaste muchas veces? / ¿eran separaciones? /
¿formas para encontrarse como primera vez? /
¿ese imposible nos hacía chocar? / ¿eso me
reprochabas en el fondo? / ¿por eso eras tan triste
algunas tardes? / tu tristeza me era insoportable /
a veces quise morirme de eso todavía / ¿ya tenía
mi pedazo de vida para ocuparme de él? / ¿como
animal cualquiera? / ¿ya soy triste por eso? / ¿por
tu tristeza ofende la injusticia / escándalo del
mundo? /

siempre supiste lo que hay entre nosotros y nunca
me dijiste / ¿por culpa mía? / ¿te reproché todo el
tiempo que me expulsaras de vos? / ¿ése es mi
exilio verdadero? / ¿nos reprochamos ese amor
que se buscaba por separaciones? / ¿encendió
hogueras para aprender la lejanía? / ¿cada
desencontrarnos fue la prueba del encuentro
anterior? / ¿así marcaste el infinito? /

¿qué olvido es paz? / ¿por qué de todos tus rostros
vivos recuerdo con tanta precisión únicamente
una fotografía? / Odessa, 1915, tenés 18 años,
estudiás medicina, no hay de comer / pero a tus
mejillas habían subido dos manzanas (así me lo
dijiste) (árbol del hambre que da frutas)/ esas
manzanas ¿tenían rojos del fuego del pogrom que
te tocaba? / ¿a los 5 años? / ¿tu madre sacando de
la casa en llamas a varios hermanitos? / ¿y muerta
a tu hermanita? / ¿con todo eso / por todo eso /
contra / me querés? / ¿me pedías que fuera tu
hermanita? / ¿así me diste esta mujer, dentro /
fuera de mí? / ¿qué es esta herencia, madre / esa
fotografía en tus 18 años hermosos / con tu largo
cabello negriazul como noche del alma / partida
en dos / ese vestido acampanado marcándote los
pechos / las dos amigas reclinadas a tus pies / tu
mirada hacia mí para que sepa que te amo
irremediablemente? /

¿así viaja el amor de ser a antes de ser? / ¿de ser
a sido en tu belleza? / ¿viajó de vos a mí? / ¿viaja
ahora / morida? / nada podemos preguntar sino
este amor que todo el tiempo nos golpeó / con su
unidad irrepetible / ¿para que no olvidemos el
dolor? / ¿los dos niñitos del mercado de Ravelo
con una gallinita en los brazos, ofreciendo barato
y con gestos de madre, casi recién salidos de sus
madres? / ¿por qué te apareciste en el mercado
boliviano? / ¿en cada pena estás? / apagabas el sol
para dormirme /

¿podés quitarme vida?/¿ni quitártela yo?/
¿castigabas por eso?/desciendo de tus pechos/tu
implacable exigencia del viejo amor que nos
tuvimos en las navegaciones de tu vientre/
siempre conmigo fuiste doble/te hacía falta y me
echaste de vos/¿para aprender a sernos otros?/
cada mucho nos dabas un momento de paz:
entonces me dejabas peinarte lentamente y te ibas
en mí y yo era tu amante y más/¿tu padre?/¿ese
rabino o santo?/¿que amabas?/¿más que a mí?/
¿me perseguías porque no supe parecerme a él?/
¿y cómo iba a parecerme?/¿no me querías otro?/
¿lejos de ese dolor?/¿por qué tan vivo está lo
que no fue?/¿nunca junté pedazos tuyos?/¿cada
recuerdo se consume en su llama?/¿eso es la
memoria?/¿suma y no síntesis?/¿ramas y nunca
árbol?/¿pie sin ojo, mano sin hora?/¿nunca?/
¿saliva que no moja?/¿así atan los cordones del
alma?/¿vos sos dolor, miedo al dolor?/….

(…)

escrito en
Ginebra-París, julio, 1984 – París, noviembre, 1987
Carta a mi madre. Buenos Aires: Libros de Tierra Firme, 1989

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char