domingo, 31 de enero de 2010

Una palabra es una palabra


JONIO GONZÁLEZ
(Buenos Aires, Argentina, 1954;
reside en Barcelona, España, desde 1982)


15, Avenue Junot,
de Tristán Tzara a Adolf Loos

yo descubrí que mi casa se hallaba
ubicada precisamente en una parte así
del universo, retirada y siempre nueva y sin mácula.

Henry David Thoreau

querido amigo:
este palacio
es un árbol para mí
en cada rincón aún perdura
el esfuerzo de un hombre

tengo a bien gozarlo
como una presa fugaz
un artefacto de mi organismo

cuando abandone
la clandestinidad de mi negocio
prometo visitarlo
con los ojos inesperados
de la tierra

De Muro de máscaras
***
Perro negro

el hacha de los actos
semeja el pensamiento
una palabra es una palabra
yo disipaba tu realidad
te esperaba cada tarde
eufórica
doméstica

una palabra es una palabra
y la cuerda que te até al cuello
fue la cuerda que me até al cuello
un señuelo

una palabra es una palabra
no deja deuda sin cobrar

de Últimos poemas de Eunice Cohen
***

a cielo abierto se hundían los barcos
en el limo verde y espeso los veíamos desaparecer
-el agua hervía en torno a ellos-
y creíamos que sus viajes los habían justificado:
jamás nos preguntamos si semejante pensamiento
respondía a alguna clase de ignorancia.

el encuentro de los náufragos
suele ser silencioso
explican su participación en la tragedia
con frases intercambiables

pasado el tiempo pretenden olvidar
o no pueden olvidar
o no se permiten olvidar
viven sedientos del agua
que les llega al cuello.

¿con los ojos de quién me miro
cuando me miro en el espejo
quién lee las palabras que leo
me roza al pasar
toma mi muñeca por un fugaz instante
y se pierde
en el recuerdo del deseo?

cuando llaman a otro
es a mí a quien llaman.

mientras esperábamos que el enemigo temblase
él iba haciendo el recuento de nuestros rostros
sin separar un día de otro
un acto de otro
una mirada

todos éramos uno
al fin.

De El puente
***

2 comentarios:

Unknown dijo...

Salute Irene!
:)



http://www.youtube.com/watch?v=pEiIe55lv_U

Irene Gruss dijo...

¡Gracias!, Irene

Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char