miércoles, 19 de octubre de 2011

La palabra amapola

EDITH VERA

(Villa María, provincia de Córdoba, Argentina, 1925- 2003)

Una vez que se ha pronunciado
la palabra amapola
hay que dejar pasar algo de tiempo
para que se recompongan
el aire
y nuestro corazón.
***

Pajarito de agua
en qué rama cantas?

Pajarito de fuego
en qué rama ardes?
***
Versión Primera 

Ríe esta niña
y su corazón
es todo una fruta de seda colorada.

Versión Segunda

Salvaje fruta,
esa sonrisa que viene desde la tierra
y se calza en el pecho
de la niña.
***
Versión Primera

A mis pies

deteniendo el paso,
la mariposa muerta.
¡El viaje interrumpido
entre la flor y el aire,
cerrando
una vida tan breve!

Versión Segunda

Desde la mariposa muerta
parten alas y alas.
***
La Retahíla

Duerme, mi niño, duerme,
mientras te canto la Retahíla.

En la tierra, la cebolla,
duerme.
En el cajón, el hilo,
duerme.
En el mar, un barquito,
duerme.
¿Y tú no duermes?
En la plaza, la estatua
duerme.
En su rincón, el grillo,
duerme.
En el cielo, Saturno,
duerme.
¿Y tú no duermes?

Duerme como el repollo en la quinta,
como el lápiz en mi bolsillo,
como el puntito sobre la i.
Duerme,
duerme.
**
Nota: Edith Vera fue “marcada” por la última dictadura militar. La poeta y directora del Jardín de Infantes “Víctor Mercante” apoyaba las huelgas y —tras varios allanamientos de su hogar— en 1979 fue inhabilitada para trabajar en Educación y en Cultura en cualquier lugar del país. Cuando en 1983, con la reinstauración de la democracia, muchos profesionales pudieron recuperar los cargos perdidos durante la dictadura militar, Edith intentó regresar a la dirección del Jardín. Sin embargo el Ministerio de Educación le prohibió su reingreso. A partir de entonces Edith optó por la soledad y el aislamiento en su propio hogar al que desde 1985, ya nadie pudo volver a entrar.

La escritora María Teresa Andruetto reflexiona sobre esta decisión de autorecluirse de Edith Vera: “Mucho se ha hablado del escondite de Edith, acaso más, mucho más de lo que ella cree, pues aquí, en Villa María, ha permanecido ovillada, escribiendo, oculta, pero también, justo es decirlo, preservada del mundo, acaso para oír / para oírlo / para oírnos mejor. Pero, me digo, acaso sea ese esconderse, ese cuidarse de nosotros en el que ha puesto tanto empeño, lo que ha preservado su escritura y su mirada primera, su posibilidad de ver en las cosas, en cada cosa entre las cosas, otra cosa, lo que nosotros no vemos.” (Tomado de http://www.imaginaria.com.ar/)
***
El caso Edith Vera

por Alejandro Schmidt



Negada en vida.
Falsificada en la muerte.
Diez o doce imbéciles la iban a visitar en los meses de agonía.
Hay una borderline que publica hasta la gaseosa que le compró.
Le edité dos libros y una plaqueta, la publiqué y la hice publicar en el exterior (esa es mi parte).
Uno de esos libros ganó el premio Burnichón (esa también fue mi parte).
La cité en diversas entrevistas... le dediqué algunos ensayos y poemas (esa es mi obligación)
Cada tanto aparece gente a reclamar que no se consiguen sus libros, maestras, profesoras, idiotas recién llegadas (o llegados); en diez años se vendieron (aquí, en Córdoba) unos doscientos ejemplares.
Todo el dolor de su vida, la pérdida y asunción de su talento se transformaron en anécdotas.
Edith Vera, aquí, no es una poeta, una cuentista, una víctima de la dictadura, sino un PERSONAJE, con todos los clichés, la adulación, los malosentendidos que reciben los desdichados que ingresan al estamento de personajes.
Una vieja fracasada y feroz que se dedicó a soslayarla durante toda su larga vida (la de esta vieja digo, conocida por un sobrenombre de sirvienta en la ciudad) dice ahora que es la más grande poeta de la ciudad (la mata de nuevo, la honra al revés) sufre porque el nombre de Edith preside una de las salas del Cabildo de Córdoba.
Durante 20 años no entró nadie a la casa de Edith, después se quemó, después robaron los restos del incendio, después vienen y me preguntan si se puede editar lo inédito (porque las bestias desconocen hasta los parientes que la heredaron).
Una locutora local dice que la respetaba porque le hacía acordar a su abuela.
Con amigos así quien necesita enemigos.
Dos pavotas le dedicaron un video donde aparecían como inéditos libros que aparecían (éditos) en la filmación. ¿Quiénes eran estas pavotas? Nadie, nada, nunca.
En cualquier momento le ponen el nombre a una calle, a un jardín de infantes, a una ...
Para eso escribió, tuvo talento, dolor, pobreza, oscuridades... para estas memorias, para esta gente.

(Tomado de su blog romanticismo y verdad)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Una alegría Irene encontrar la poesía de Edith en tu blog. Abrazos!
María Teresa Andruetto

Irene Gruss dijo...

Hola, María Teresa, ¡gracias, va mi abrazo!, Irene

Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char