jueves, 6 de agosto de 2009
El mirar de vivir
Unos pocos poemas de
MACEDONIO FERNÁNDEZ
(Buenos Aires, Argentina, 1874-1952)
HAY UN MORIR
No me lleves a sombras de la muerte
Adonde se hará sombra mi vida,
Donde sólo se vive de haber sido.
No quiero vivir del recuerdo.
Dame otros días como éstos de la vida.
Oh no tan pronto hagas
De mí un ausente
Y el ausente de mí.
¡Que no te lleves mi Hoy!
Quisiera estarme todavía en mí.
Hay un morir si de unos ojos
Se voltea la mirada de amor.
Y queda sólo el mirar de vivir.
Es el mirar de sombras de la muerte.
No es muerte la libadora de mejillas
Esto es muerte. Olvido en ojos mirantes.
***
No a todo alcanza Amor, pues que no puedo
romper el gajo con que Muerte toca.
Mas poco Muerte puede
si en corazón de Amor su miedo muere.
Mas poco Muerte puede, pues no puede
entrar su miedo en pecho donde Amor.
Que Muerte rige a Vida; Amor a Muerte.
***
POEMA DE POESÍA DEL PENSAR
A Jorge Luis Borges, con devolución de la Luna, este deterioro de astronomía y Astronomía de Enfrente.¹
INTENTO DE ESTA POEMÁTICA.
La máxima esperanza de Poesía es que el mundo (la Contingencia) sólo exista por consentimiento de la Conciencia en su naturaleza de amor, que como tal vive de lo idéntico y por ello aquiesce a ese modo de lo idéntico que es la regularidad, la uniformidad.
Lo que se ha llamado la «metafísica» de Poe es la metafísica que no pudo esperarse de un poeta, la de las moléculas; la metafísica del poeta es la naturaleza de la conciencia en su aptitud de recepción activa del acontecer o contingencia.
La poesía es cada acto de esta aceptación. ¿Por qué será que le place a la Conciencia ese consentimiento?
Mi intento presente es una poemática del pensar especulativo. Por ejemplo: nos preguntamos no qué inteligibilidad explica sino qué poesía justifica estos hechos:
?La Muerte, o sea la multiplicidad de los mortales en lugar de la continuidad o persistencia de un Inmortal; lo ocioso, aparente, de rehusar la inmortalidad y sustituirla por la multiplicidad de muertes y nacimientos.
?La involuntariedad de la Voluntad; existimos por casualidad como sobrevivientes y sin embargo, somos la Voluntad; la Voluntad de vivir existe por casualidad; ¿por qué la Voluntad de vivir ha creado la subsistencia de la especie, con fragilidad de los individuos por la inexorabilidad del mundo mecánico?
?Por qué hay Imágenes, por qué hay Memoria, por qué hay el Ensueño; ¿necesito, cuando sueño que estoy asustado, la imagen del asesino?; estoy asustado durmiendo, nada más; para qué el mundo, si no por eso voy a dejar de sentir odio, ternura, deseos.
?La invención del Pasado, que nos hace aparecer sobrevivientes, ridiculizados por una inmensidad de Nada anterior a nuestro ser, como una espumita en una inmensa ola. ¿Por qué existió Grecia, que es una imagen, y no existen el trueno y la lluvia que tan netamente me represento y que sucederán el año que viene?
?La Crítica de lo Dado, que niega, rehúsa admitir lo Dado, o sea el Mundo imponiéndose al espíritu.
?Por qué ligamos casualmente un campo de principio hedónico con un campo de principio longevístico: la psique y el cuerpo. La psique con esto pierde toda gracia de su ser que es el variar y acontecer sin causa.
Mi poemática del Pensar intentará la transcripción de lo que pasa en la conciencia en los momentos en que acepta emocionalmente un mundo doloroso del darse real; pero la poesía está en cada uno de estos actos de consentimiento. Artista es el que transmite de algún modo esos momentos concienciales, describe, historia un momento de aceptación de la contingencia no antes querida por el alma.
Es pueril llamar «explicación» al aferramiento del hecho anterior a un hecho; «explicación» es hallar la justificación estética ?es decir, conforme con las apetencias del alma, de la conciencia? de cada una de las aquiescencias del universo por el alma, bajo la hipótesis de la voluntariedad integral, de la Recepción Activa que antes de Max Scheler advirtió William James.
Todo el pensar construcciones o estructuras (materiales) para correlacionarlas y ponerlas una a una como contrafiguras de los hechos de conciencia (el mundo external como correlato de secuencias de lo sentido, de las series psicológicas), es un pensar impráctico, una invención libre, que no podría justificarse sino como uno de los modos estéticos, no como un modo de conocimiento pasivo.
Esta persecución de componer, descubrir estructuras de lo material correlativas a los fenómenos morales parecería, así, casi una especie de necesidad estética de la conciencia, puesto que no es práctica, no es requerida para la acción intraconciencial; parecería un momento de aceptación de la contingencia o mundo por la conciencia o alma, como dije. Y esta aceptación constituye lo que yo llamaría poesía del pensar, ya que no se trata del pensar utilitario. El ejemplo fundamental lo da la totalidad del cosmos, que es en grande lo que en el ensueño es la imaginería: ambas son pretextaciones que se da a sí la conciencia, porque si soñando siento miedo o viva alegría ¿para qué invento la imaginería de una agresión o incendio de una fiesta? ¿Por qué no me contento con sentir miedo o alegría sin motivación conocida, sin imaginería? Los tigres, que causan miedos y los miedos que causan tigres ?Realidad, Ensueño? son dos parejos modos de la Pretextación. ¿Y ésta para qué? No lo sé. Lipps quizá lo explica.
Lo mismo puede ser que hayamos inventado así al cosmos: como el total paisaje de las pretextaciones de la conciencia para su sentir.
¹ El primer texto de Astronomía de Balcón, adición americana al vistoso juego de tópicos que subdividen la sublime Clasificación de las Ciencias, se le envidia a Borges desde el título: Luna de Enfrente. Para estar agradeciblemente donde aplauden arrímasele la presente aportación; péguesele gloria al escudero. Por lo que la Astronomía de Balcón, que es una sola, queda ya con dos textos. Ya está así anunciada una Astronomía Poca que alguna vez saldrá impresa y hasta extensa. Se habrá de reconocer entonces que de Astronomía poco se sabe algo en nuestro país; contaremos con alguno aquí que vea más allá de su nariz, que astronomice. (Nota del Autor)
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
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