lunes, 27 de junio de 2011

Sin saber exactamente qué era lo que yo buscaba



HENRIK NORDBRANDT
(Copenhague, Dinamarca, 1945)


Plástico

Plástico es seguramente eso en lo que pronto nos convertiremos.
-Nosotros que hemos sido selvas, elefantes y tigres de afilados colmillos
dragones que escupíamos fuego, elefantes y tigres de afilados colmillos
para luego desaparecer en la falsa imagen
que hemos dibujado tan ciegos.
Muñecos abandonados en una habitación gélida
despojados de la mitad de los miembros
despertados a medias por una estría de luz primaveral
recordaremos la pujanza de nuestros cuerpos
cuando desmontábamos los bosques con hachas y fuego
y embalsábamos ríos indómitos
mientras otros sentados a la sombra de los árboles cantaban himnos al sol.
-A menudo me corroe el sentimiento
de haber perdido mis párpados móviles así como el mecanismo del llanto
y de que los niños que juegan en la habitación de al lado cansados de jugar conmigo
van a ser como yo que de vez en cuando en la oscuridad me despierto
recuerdo y olvido por qué...
***
Desembarco 1974

Después de tantos viajes inútiles, después de tantos intentos de fuga sin saber exactamente qué era lo que yo buscaba
sin convicción, sin carta marítima y transportado por barcos que se hundían
después de haber descrito las cosas que vi, una y otra vez
tantas veces, que ya dejaron de existir excepto como palabras
–después de tantas frases vacías y tantas mentiras innecesarias
de pronto vuelvo a vivir cada palabra como una declaración de amor.
Y adoro cada palabra porque me obliga a cantar
de la misma manera que cantamos las tempestades en el mar
porque nos obligan a rendirnos ante ellas y a buscar refugio
en tantos puertos desconocidos, en tantas islas encantadas.
Adoro las ciudades donde fuimos maltratados, por su nombre
las olivas negras y el pan, y la palabra para vino en siete idiomas.
Adoro los países que nunca vimos porque nos obligaron a inventarlos.
Adoro la tierra en llamas porque me obliga a bailar
y a mis gastadas máscaras porque me obligan a reír.
Adoro a mi muerte indiferente porque me obliga a vivir.
***
He dejado al sueño ser sueño

Dejé al sueño ser sueño.
El bosque quedaba atrás.
El lago no reflejaba ni un árbol.
En la estación del año contraria
se cerró una puerta de coche.
Me había subido
antes de haber oído el sonido
y en el camino de vuelta bajo el puente
la luna colgaba como una pieza de la máquina
que mis sentidos habían ensamblado
cuando ellos no podían llegar a mí.
La escarcha cubría la hierba.
Mi amada me esperaba en la cabaña.
Y el tiempo apenas había podido pasar
porque yo todavía no había llegado.
**
De 84 poemas, Ediciones Bassarai, Vitoria-Gasteiz, 2005. Traducción de F.J. Uriz

2 comentarios:

soylauraO dijo...

HENRIK NORDBRANDT , sus versos sienten a conciencia, hay una piel en ellos cuando declara
"adoro cada palabra porque me obliga a cantar", a veces la traducción exhaustiva de la palabra esconde la musicalidad del verso original.Mi inquietud siempre desemboca en saber si el traductor, también es poeta.
http://enfugayremolino.blogspot.com/

irene gruss dijo...

Gracias por tu comentario, soylaura; Irene

Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char