miércoles, 14 de diciembre de 2011

Y Tzú escribe en su clavo los clavos

JORGE AULICINO
(Buenos Aires, Argentina, 1949)


Dos poemas de El capital
(2009-2010, inédito)

All things are a flowing
Sage Heracleitus say;
But a tawdry cheapness
Shall outlast our days.


(Todas las cosas son un fluir,
el sabio Heráclito dijo,
pero una cursi baratija
sobrevivirá nuestros días.)


                                          Ezra Pound


Lo sustancial en la alienación

A lo largo de la carretera
entre el crujiente grito de
ciertas aves
la Compañía levantó uno a uno todos
esos edificios.

Y las compañías levantaron edificios
en muchos lugares del planeta,
que se poblaron.

Los siglos corroyeron edificios
y las compañías levantaron edificios.

Y para cada operario su clavo fue el clavo.
Y este individual empeño parece no ser indiferente
a los edificios a lo largo de las carreteras,
en lo profundo de las ciudades
los golpes de un operario en su clavo
No están ausentes: no privados de alma
de empeño, de indivisible,
los edificios.

La escritura ha imitado a los edificios.
Y Tzú escribe en su clavo los clavos.
***
No es segura la victoria alborozada

...dijeron los partes; los secuaces
labraron los sermones, la cúpula románica
no contuvo la curva...
Tomaron por infelices a los que hallaban
que era sobrenatural aquello que ellos llamarían
algo así como el sistema campestre:
conducir el auto, cortar la verdura;

sobrenatural las mañanas, todas ellas,
porque se perdían como bruma
en la memoria, con el acto repetido
de beber el café y salir sin percepción.

Convivir con lo increíble natural repudiaron,
pues increíble era para ellos la quimera la guerra,
y sembrar el espanto
entre las figuras que andaban comúnmente
En la lluvia o el sol; a las que no podían tocar,
que respondían las palabras con palabras
y encubrían el secreto o lo ponían
a la vista y contemplación.

...la revelación que no traían los partes,
que no alentaba en los sermones,
Cuyo desvío era evidente: cuanto más
Decían y con mayor gravedad; cuanto más temor
esparcían desde los púlpitos y los estados mayores;
cuanta más razón y estado había en las palabras,
se alejaban más del centro de la revelación,
que estaba expuesta -sin otra cosa que su irreal
sobrenatural,
místico vacío-
en el saludo cotidiano del tipo que entra al garaje,
cuyo significado resulta a todas luces insustancial.
***

Para leer el libro completo, aquí

Imagen tomada de wordpress.com

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char