miércoles, 4 de noviembre de 2015

El estruendo que hace el tiempo al detenerse

VANESA ÁLVAREZ
(Buenos Aires, Argentina, 1977)

Tomada de facebook
Dos poemas

Saber apenas habla la lengua de la verdad
de la usurpación del cuerpo
o de la estafa celestial
saber limita el sueño
el deseo se excomulga de la carne
ya no hay
qué
saber.

El silencio es el único saber
que no podrá ser no nombrado
***

Frío,
después silencio
la carne expulsada de los huesos
por una fuerza invisible
sin saber hacia dónde ir
desnudos
galopan,
dejando en cada huella pequeñas tumbas
-cementerio aún vivo-
quizás puedan olvidar
la negrura que avanza
veloz
implorando en uno y en otro
el último respiro
agotados
envueltos en un azul mutilante
el que no los toca
con sus hilos dorados
en línea recta
filtra entre los árboles
no tienen voz para gritar
¿cómo olvidan los venados?
se hunden en el lago
sumergidos en el estruendo que hace el tiempo al detenerse. 

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char