viernes, 19 de febrero de 2016

El rocío purificaba el ojo

ANTONIO MORO
(Córdoba, Argentina, 1955)

En el campo

Murió un angelito
dijo mi madre
cuando pasó el cortejo.

Esa tarde
en el campo
vi que la muerte
era blanca y pequeña.
***

El rocío purificaba el ojo
de hombre, de niño
trepados a la cima de la higuera
y vimos en la niebla del cementerio
la tapa de un libro
ya leído.

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char