sábado, 29 de abril de 2017

Ni la muerte ni la vida saben lo que aquí ocurre

SUSANA THÉNON
(Argentina, 1935-1991)

DESTINO

Deja, déjalos hablar,
 permite que las palabras caigan
 y se pierdan.
 Déjate matar con su lanza,
 déjate cubrir con su baba.
 Ni la muerte ni la vida saben
 lo que aquí ocurre.
 Pero yo sé cómo estos días minerales
 han de morir.
 Permite que te ultrajen,
 acata la venganza,
 la caravana es larga,
 no vencerán.
 Deslízate a lo largo de los muros,
 absorbe la miseria que te brindan.
 Cuando sea de noche serás alta
 como una vestal de sueño.
 ¡Ah, tus ojos son demasiado transparentes!
 Echa barro en tus ojos,
 hazlos como un charco sucio,
 que la impiedad cuando resuelva en ellos
 no encuentre lo que busca.
 Tu pelo es largo. Córtalo.
 Tu cuerpo es blanco. Hiérelo.
 Algún día te sentirás tentada
 por un fulgor que llega,
 y no existirá sangre que te proteja
 ni voz para cubrir
 tu voz vencida.



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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char