lunes, 9 de octubre de 2017

Y es bella la noche que queda

Fernando Pessoa

(Portugal, 1888-1935)

Si yo pudiera

Si yo pudiera morder la tierra toda
y sentirle el sabor
sería más feliz por un momento…
Pero no siempre quiero ser feliz
es necesario ser de vez en cuando infeliz
para poder ser natural…
No todo es días de sol y la lluvia
cuando falta mucho, se pide.
Por eso tomo la infelicidad con la felicidad.
Naturalmente, como quien no se extraña
con que existan montañas y planicies
y que haya rocas y hierbas…
Lo que es necesario es ser natural y calmado
en la felicidad o en la infelicidad.
Sentir como quien mira
pensar como quien anda,
y, cuando se ha de morir,
recordar que el día muere
y que el poniente es bello
y es bella la noche que queda.
Así es y así sea.

Versión de Teodoro Llorente
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¡Ah! La angustia

Ah! La angustia, la abyecta rabia, la desesperación
De no yacer en mí mismo desnudo
Con ánimo de gritar, sin que sangre el seco corazón
En un último, austero alarido!

Hablo -las palabras que digo son nada más un sonido:
Sufro -Soy yo.
Ah, extraer de la música el secreto, el tono
De su alarido!

Ah, la furia -aflicción que grita en vano
Pues los gritos se tensan
Y alcanzan el silencio traído por el aire
En la noche, nada más allí!

Versión de Rafael Díaz Borbón

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char