domingo, 17 de mayo de 2009

Sucede simplemente



Unos pocos poemas de JAVIER HERAUD
(Perú, 1942-1963)


El río
(Fragmento)

La vida baja como un ancho río
Antonio Machado

1

Yo soy un río,
voy bajando por
las piedras anchas,
voy bajando por
las rocas duras,
por el sendero
dibujado por el
viento.
Hay árboles a mi
alrededor sombreados
por la lluvia.
Yo soy un río,
bajo cada vez más
furiosamente,
más violentamente
bajo
cada vez que un
puente me refleja
en sus arcos.

2

Yo soy un río
un río
un río
cristalino en la
mañana.
A veces soy
tierno y
bondadoso. Me
deslizo suavemente
por los valles fértiles,
doy de beber miles de veces
al ganado, a la gente dócil.
Los niños se me acercan de
día,
y
de noche trémulos amantes
apoyan sus ojos en los míos,
y hunden sus brazos
en la oscura claridad
de mis aguas fantasmales.

3

Yo soy el río.
Pero a veces soy
bravo
y
fuerte
pero a veces
no respeto ni a
la vida ni a la
muerte.
Bajo por las
atropelladas cascadas,
bajo con furia y con
rencor,
golpeo contra las
piedras más y más,
las hago una
a una pedazos
interminables.
Los animales
huyen,
huyen huyendo
cuando me desbordo
por los campos,
cuando siembro de
piedras pequeñas las
laderas,
cuando
inundo
las casas y los pastos,
cuando
inundo
las puertas y sus
corazones,
los cuerpos y
sus
corazones.

POEMA

Yo no me
río de
la
Muerte.
Sucede
simple-
mente,
que no
tengo miedo
de morir
entre
pájaros,
y
árboles.

Epílogo (De El viaje)

Sólo soy
un hombre triste
que agota sus palabras
***

Nota: "Javier Heraud —nacido en Lima en 1942, es decir, contemporáneo de Hinostroza, Cisneros (Lima, 1942), Ortega (Casma, 1942) y Martos (Piura, 1942)— viajó en 1962 becado a Cuba para estudiar cine, y al año siguiente ingresa, como parte de un comando guerrillero del Ejército de Liberación Nacional, a la selva peruana, donde muere abaleado por la policía nacional. Desde entonces es considerado como un hito en la poesía peruana contemporánea, pues, con su muerte, la aludida polémica 'puros' versus 'sociales' pierde sentido. Heraud en sus primeros libros —El río de 1960, y El viaje de 1961— practica una fresca, inteligente y muy sentida poesía centrada básicamente en las preferencias poéticas criticadas por Hinostroza en sus «Reflexiones sobre el asunto poético». Posteriormente —sobre todo con el poema «Entierro del verano» de su libro póstumo Estación reunida (1964)— sería de los primeros en atisbar lecturas de poesía anglosajona de la primera mitad de este siglo (Eliot, específicamente), y de asimilarlas a su escritura poética."
Tomado de www.andes.missouri.edu/andes/Especiales/PdL_Hinostroza.html

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char