domingo, 28 de agosto de 2011

Cuando cae la tarde

CARLOS GRADIN


(Buenos Aires, Argentina, 1980)

"Sé que en Iowa ahora deben estar llorando los niños en la tierra donde se deja a los niños llorar." Jack Kerouac


Cae la tarde y vos no estás,
cae la tarde y dan ganas
de llamarte.
Se termina el día.
Cae la tarde y es hora
de abandonar la playa.
Caen gotas, y la luz
es más tenue.
Los turistas se cansan
y los habitantes comienzan
a abrigarse más.
Cae la tarde y las sombras
de la noche
se apoderan de la ciudad.
Cae la tarde y una fina
lluvia apaga las hogueras
de la noche; a su paso
el vapor escupe hollín
y abate
su penacho largo y negro. (Th. Gaultier)
Antes de sumergirnos
en la marea incesante de Benarés,
cuando cae la tarde y miles
de criaturas se acercan
a mojarse al río y
a expresar su devoción por
seguir latiendo,
hicimos un pacto:
nada de flash-backs,
cada quien tenía
su pasado,
superestresante.
Cae la tarde y con ella la esperanza.
Cae la tarde y aparecen los aviones de la RAF,
cae la tarde y llega la noche
en la Costa del Sol.
La ciudad se dibuja tranquila
y solitaria sobre el cielo
azul, con edificios de balconadas
graciosas, pintadas de amarillo.
Cae la tarde y Gilberto Gil
guitarrea en la terraza de su departamento,
en uno de los edificios
de la colorida Vila do Farol.
Cae la tarde y el mundo sigue,
algunos árboles se tuercen,
aún no sabemos dónde
vamos a dormir.
Cae la tarde, y Anahí debe marcharse.
La caravana avanza. Se desata la tempestad.
Tu hija te ruega para que la lleves al desfile de la rambla.
En el altiplano una vaca da de mamar a su ternero,
junto al lago Titicaca.
La arista de roca, un pañal tendido,
y, encima de todo, el aliento de la anchura,
el vaho de sal y de miel
del verano levantino
cuando cae la tarde.
Y entonces Sigüenza
percibe el grito interior
sobrecogido: “¡Campo mío!” (Gabriel Miró)
Cae la tarde, y la verdad
es que hipnotiza.
Cae la tarde y el sol impiadoso de febrero.
Cae la tarde y el viento arrecia,
y esperás paciente.
Cae la tarde, y Christopher tiene
mucho ánimo para desvelarse
esta noche.
Desde las escaleras de una escuela
de medios audiovisuales
en la Pcia. de Buenos Aires,
se vislumbra la silueta de un hombre
de estatura mediana.
A la hora en punto de la cita,
Viggo Cormanti -las manos le tiemblan,
el cabello rubio destella
humedecido por la lluvia, (...)
- está al fin ante mí. (*** ??)
La tierra compacta de la Sierra de Juárez,
al pie de la Rumorosa, entre Mexicali
y Tijuana, se ilumina por el tono
rojizo de un sol que parece
llorar sobre el imponente y mágico
desierto de la Laguna Salada.
Cae la tarde, y en la trágica esquina
de avenida Rivadavia y Cabral,
es arrollada por un camión
Isabel Elisa Martínez de Ibarreta.
En ese inmenso silencio de los templos
tibetanos,
el buda reencarnado va
durmiéndose.
Cae la tarde y el mundo sigue,
y la luna se asoma.
Hoy probamos otro misil de largo alcance.
En la Plaza Italia comienzan
a juntarse los que celebran
la muerte de Pinochet.
Cae la tarde y Boca pierde 2 a 1.
Cae la tarde, y en el cielo de Madrid.
Cae la tarde, y cae la noche,
me llama el Carlos
pa un güen derroche.
Peppermint abre el armario
de espejo de su cuarto.
Me hacen señas
de que el séquito
comienza a impacientarse.
Cae la tarde y no estás,
y el mundo sigue.
Todos se dedican a tomar mate
en las lejanías,
los obreros se han quedado
hasta casi las siete, y ahora
atardece. Después pongo algo en el tocadiscos.
En el Quadrado,
la plaza central de Trancoso,
se reúnen los jóvenes del lugar
para disputar su partida
diaria de fútbol.
La centuria romana
que acompañaba a la cofradía
se va abriendo paso. El trono
sale a la calle
y era la historia de una Semana Santa.
Son recuerdos.
Cae la tarde y pienso en Cortázar,
en la lucidez abismal de Pizarnik,
en todos ellos
(y en todos nosotros).
Cuando cae la tarde
y llega el momento
de recoger el ganado,
acaba el canto de Sileno.
Cae la tarde y también cae el siglo. (??)
Sí, la fuente del Bicentenario.
Esa agua que te empapa lento,
sentado en una banca,
mientras cae la tarde,
y anochece.
Cae la tarde y los antimineros
posan para la foto. Eligieron
la ruta 23
como escenario.
Cae la tarde y yo duermo.
Cae la tarde y el teatro se despierta.
En el patio de Morgan
cae la tarde y alcanza
a verse el cielo enrojecido
a través de las ramas del toronjal.
Juan Cobos Wilkins recuerda
camino del hotel Los Godos,
donde pernoctó Paquirri antes
de su cogida mortal.
Una luz tostada tiñe
de ocre-rojizo ese inmenso y árido
territorio cedido por Argelia,
[(...) 250.000 personas
en jaimas y pequeñas
construcciones de adobe.]
Cae la tarde y los lirios mueren
y anochece sobre el Mar Menor.
A la salida del cementerio me despido
de mis compañeros de tour.
Platico con el Capitán Meda
sobre los viajes pasados y futuros
del Orión a la Antártida;
me señala una familia de delfines
Turciops trucantus que juegan en la proa.
Y sin ningún efecto de interrupción
se lee un pasaje que describe la belleza
de esta hora del día, con sus escenas
caseras y típicas, y la evocación
de los ruidos del lugar y de la hora
en que regresan a casa
los lugareños (Martha E. Allen).
Cae la tarde y sigue sin haber rastro
de tierra. Los chicos tienen hambre, lloran...
Cae la tarde y con ella un disparo,
cae la tarde y el calor pone a sudar a Caracas.
Cae la tarde y Quasimodo no da signos de vida,
y cae la tarde y atracamos frente a Qasr Ibrim,
el único monumento que permanece
en su sitio original. Estaba en lo alto
de un acantilado, dominando el Nilo; hoy,
las aguas lamen sus cimientos.
Cae la tarde y se iluminan uno a uno
los puestos de comida callejera,
los corros de los cuenta cuentos,
encantadores de serpientes, tragafuegos
y demás. El sonido del bullicio
y la música de la plaza te llega
entremezclado con los olores de los puestos
callejeros de especias y comidas.
Cae la tarde y la ciudad se dibuja
tranquila y solitaria sobre el cielo
azul, con edificios de balconadas
graciosas pintadas de amarillo.
Las últimas luces del día cubren
con su manto gris cobalto
el horizonte marino. Cae
la tarde y volvemos a casa
caminando,lentamente. Y el tiempo refresca,
nos vamos a los merenderos
a comer y beber con la familia o
con los amigos, sin restricciones.
Y los álamos modifican
las estrellas. Llena un grito
todo en torno
a este observatorio.
Estamos de nuevo en Puerto Natales.
Indudablemente, Salto del río Serrano.
Cae la tarde y los pescadores
salen a dejar sus redes
que recogerán al día siguiente. (Oneidaw)
Y Angelique está muy deprimida,
no ha parado de llorar
y eso pone mal a Dulce...
La terraza de este café comienza
a llenarse cuando cae la tarde
y es punto de encuentro
de muchas caras conocidas.
Dos tequilas en un garito,
este veneno que no mata.
Cae la tarde y los monos de Sumatra
se mecen impasibles ante la boca
estática de un caimán.
Ya cae la tarde y descansamos en Fuente Bermeja,
al sur del Navalperal,
suena una banda holandesa de nombre escandinavo –Igdrassil- en el CD-player.
Los turistas se cansan
del asedio de los vendedores
de puros y ron,
luego cae la tarde y van
como corderitos a contar
sus provisiones.
Cae la tarde y se cierra el santuario,
Cae la tarde y los feganuhés se disponen a cenar.
Cae la tarde y el paisaje se abre
y el calor cedió unos grados.
Cae la tarde y el tren se acerca a Malang.
**
Poema realizado con los resultados de una búsqueda en Google mediante la frase
“cae la tarde y”

Foto: tomada de pedroricolopez.blogspot.com: "Ocaso".

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char