jueves, 13 de septiembre de 2012

La hubiese querido tocar como un chico

WILLIAM BUTLER YEATS
(Dublín, 1865 -Roquebrune-Cap-Martin, Francia, 1939)

Hacia el alba

¿Era el doble de mi sueño
la mujer que a mi lado yacía
o entre dos dividimos un sueño
bajo el frío brillar al despunte del día?

Pensé: "hay una cascada
sobre una ladera del monte Ben Bulben
que en mi niñez me era querida;
que yo con viajar a lo largo y lo ancho
encontrar cosa igual no podría".
Así mi memoria había magnificado
tantas otras veces deleites pasados.

La hubiese querido tocar como un chico
pero bien sabía: mi dedo no hubiera tocado
sino agua y piedra fría. Eso me enojó,
llevándome incluso al Cielo a acusar
por haber dictado a sus leyes fijar
que nada que nos sea muy amado
sensible es a la vez de ser tocado.

Soñaba yo hacia el alba del día,
y el frío me rociaba la nariz.
Pero ella que a mi lado ahí yacía
en más amargo sueño había mirado
al ciervo de Arturo, maravilla,
a ese ciervo altivo y blanco, saltar
la montaña, de un lado a otro lado.

**
Collected poems. Londres: Collector's Library, 2010. Versión: G. M. J.

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char