miércoles, 10 de octubre de 2012

Me bates, al instante logras escultura

Tomada de lajornadajalisco.com

DORA MORO
(Guadalajara, México, 1969)

La inutilidad de ser monja

¿En verdad le redime el claustro?
su placer por la vocación lo patrocina la beatería disoluta.
¿Hacia que ojos su máscara de bienaventuranza?

Bajo consentimiento canónigo acude al travestismo,
cambia los tacones por anclas de goma sin vocación aérea,
con ellos no llegará al cielo.
Callar lo mujer en el discurso
es negar la genética doble equis
elegida por el mismísimo dios.
El cabello corto es una forma de no distraer

[a la inteligencia con cepillos.

Al hornear galletas,
hay trescientos cincuenta grados centígrados para cauterizar

[dilatados pensamientos.

El rompope embotellado
como queriendo esterilizar los vicios posmodernos

¿Para qué reza por nosotros?
si los otros fabrican sus puentes del infierno al cielo.
***
De La Apuesta
(fragmentos)

Y eres mesa abierta
ganas de apostar en ella
de clausurarme la libertad por si el vuelo equivocado,
por si brota tu nombre en mis ojos y funda un reino en mi carácter.

Mezclas lo que no puedo ser y lo que soy,
me bates, al instante logras escultura.
 ***

No aguanto el hilo que sostiene mi estado
estado de brida-d
que me roba la morada.
Como siempre el saqueo,
el allanamiento demorada
llegando tarde.
¿Por qué no antes?
¿Por qué no, cuando preguntaba por alguna vocación de cuenco?
cuándo no sabía de mí lo que ahora asumo,
ni de tus manos de fichera
y mi suerte se fermentaba o renacía.

Grillo bajo la cama
polvo que ni el salbutamol
cuchillo de palo y de jarabe los dedos.
Me quedo

 ***

Crucero de dos pisos
de dos matrimonios
de dos dedos de frente
de dos sueños acéfalos
de dos y más
dedos y másmédula
de dos mil seis

Pero creo en dos
y en dos busco
y en dos imagino la mesa
con su brilladero de risas
de rutas clandestinas orladas de diamantes.
Creo en dos por necio
no por fe
si no por una terca ilusión
con los años se vuelve pequeña
con la mierda cotidiana enjuta sus aristas
ya me cabe entre el pulgar y el índice
la llevo en mi bolsillo
como amuleto contra la línea recta.
***

Del azúcar y el bullidero de abejas en la espalda.
De los túneles, de volver a casa sin polvo a pesar del tornado.
De colgarse del ahorita y del aquí estamos.
De la forma de ser sin regreso.
De los modos irónicos la piernas.
De alguien que nació para irradiar, para cimbrar y sembrar el atrio que pisa.
De descifrar a botepronto sus códigos.
De lo que tú, tengo sorpresa
y ganas.

 ***
De veinticinco sesentayocho

espáciame Enrique Carlos

estaba todo tan en sí mismo
ensimismado
toda la atención sobre el niño de cuatro paredes
no pude autistarme lo suficiente
de ahí me viene esta intolerancia que me salva de los malos civiles

espáciame Enrique Carlos
ni los gatos ni la coneja fueron mascotas silenciosas
solo ruido entre velos de juguete y carros azules carros
espáciame entre este y oeste
aunque yo esté en medio sin mirar a la izquierda
espáciame con este espejo que tocamos
con un show donde los muertos nos guían por un cielo crisantemísimo
espáciame para revólver al niño
y planear mi suicidio a los 13 años

sin fallo ni reparo en la matemática
las reglas de la física estarán a nuestro favor aunque ni el viento
porque es justo que me espacies
todo lo piedra que fui
inmovilízame un brazo con yeso
una pierna inerte un yeso firmado

maldita sea el mundo debe morir de una vez por todasyametralletabazucalanzafuegos

nunca tuve un vademécum
y por orden alfabético aparecieron los síntomas
nunca logré un autismo tan perfecto como ahora
que tú me estás espaciando

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char