WISLAWA SZYMBORSKA
(Kórnik, Polonia, 1923-2012)
De archivo
Las cuatro de la mañana
La hora de la noche al día.
La hora de una orilla a otra.
La hora de los que tienen más de treinta.
La hora vaciada para el canto de los gallos.
La hora en que la tierra nos traiciona.
La hora en que el viento sopla desde estrellas extinguidas.
La hora de y-si-nada-queda-de-nosotros.
La hora hueca.
En blanco, vacía.
El pozo de todas las horas.
Nadie se siente bien a las cuatro de la mañana.
Si las hormigas se sienten bien a las cuatro de la mañana...
tres hurras por las hormigas. Y que lleguen de una vez las cinco
si es que vamos a seguir viviendo.
Traducción: Mirta Rosenberg
De A Book of Luminous Things / An international anthology of poetry
***
Amor a primera vista
Ambos están convencidos
de que los ha unido un sentimiento repentino.
Es hermosa esa seguridad,
pero la inseguridad es más hermosa.
Imaginan que como antes no se conocían
no había sucedido nada entre ellos.
Pero ¿qué decir de las calles, las escaleras, los pasillos
en los que hace tiempo podrían haberse cruzado?
Me gustaría preguntarles
si no recuerdan
–quizá un encuentro frente a frente
alguna vez en una puerta giratoria,
o algún "lo siento"
o el sonido de "se ha equivocado" en el teléfono-,
pero conozco su respuesta.
No recuerdan.
Se sorprenderían
de saber que ya hace mucho tiempo
que la casualidad juega con ellos,
una casualidad no del todo preparada
para convertirse en su destino,
que los acercaba y alejaba,
que se interponía en su camino
y que conteniendo la risa
se apartaba a un lado.
Hubo signos, señales,
pero qué hacer si no eran comprensibles.
¿No habrá revoloteado
una hoja de un hombro a otro
hace tres años
o incluso el último martes?
Hubo algo perdido y encontrado.
Quién sabe si alguna pelota
en los matorrales de la infancia.
Hubo picaportes y timbres
en los que un tacto
se sobrepuso a otro tacto.
Maletas, una junto a otra, en una consigna.
Quizás una cierta noche el mismo sueño
desaparecido inmediatamente después de despertar.
Todo principio
no es más que una continuación,
y el libro de los acontecimientos
se encuentra siempre abierto a la mitad.
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Foto: Diana Barros
2 comentarios:
qué buena es! Gracias, Irene. Abrazo
Asé es, así es. Gracias, Irene
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