viernes, 17 de enero de 2014

El delirio de las ideas imperfectas

BENITO LA MANTIA
(Palermo, Italia, 1940, y reside en Mezzano Rávena, id.)

MÁS ALLÁ

         
Más allá del punto
para verificar tu fracaso
para escapar incesantemente de la muerte.
      Pasajes, pues, no arribos.
En las verdades se ocultan
          las más pérfidas mentiras.
    Las ideas
        encuentran decencia
    sólo en estado fluido.              
**

            
Cargad.
            Apuntad.
              Fuego.
Y el anarquista Masetti
              disparó
pero a su comandante.                
**


¿Y qué dijo Periandro
        al embajador de Mileto
cuando le preguntó
por la mejor manera de ejercer el poder?
          Nada dijo.
          No dijo nada.
Condujo al tipo a un campo
y con golpes secos de bastón
segó las espigas más altas de trigo.              
**


Y entonces llegaron los ingleses
      me cuenta el nigeriano en el Beaubourg
y sostenían alta una cruz en la mano
y nos dijeron: mirad al cielo.
  Y nosotros miramos.
Pero cuando volvimos
  los ojos al suelo
  el oro ya no estaba.              
  **


Aldebarán es el ojo candente del toro
que recorre los oscuros meandros de la mente
    y cada acto escapa a la razón
    por el delirio de las ideas imperfectas
así lo posible se ha reducido
y próximo se anuncia el fin de los acontecimientos.
***
CUANDO...

Cuando le anuncié
enfático
a mi hijo
que le dejaría
en herencia el mundo
me dijo
que impugnará
el testamento.

*** 
Traducción de Carlos Vitale 

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char