sábado, 10 de septiembre de 2016

Sólo serás nadie

WILLIAM SHAKESPEARE

(Stratford on Avon, Reino Unido, 1564 - id., 1616) 

Soneto VIII

Eres música y la música te aflige,
y así opones lo dulce a la dulzura:
¿Por qué amas tanto lo que no te agrada
o bien te agrada tanto que lo odias?

Si la unión de sonidos armoniosos
que se enlazan ofende tus oídos,
son dulce reprimenda a quien se obstina
en guardar para sí lo que a otros debe.

Observa que las cuerdas desposadas
se pulsan entre sí de mutuo acuerdo,
y cual esposo, hijo y tierna madre
cantan al unísono una nota:

Muchos cantos en uno, sin palabras,
que repiten: Sólo serás nadie.

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char