martes, 10 de abril de 2018

Era un lunes sin carácter, cobarde

ADAM ZAGAJEWSKI

(Lvov, hoy Ucrania, 1945)

Senza Flash

Senza flash!  «Sin flash!»
(exclamación que se oye a menudo en las galerías italianas)

Sin llama, sin noches de insomnio, sin ardor,
sin lágrimas, sin grandes pasiones, sin convencimiento.
Viviremos así: senza flash.

Queda y pausadamente, dócilmente, entre sueños,
las manos manchadas con la tinta negra de los diarios,
las caras grasientas de crema: senza flash.

Turistas sonrientes, camisas impecables,
Herr Lange y Miss Fee, Monsieur et Madame Rien
entrarán en el museo: senza flash.

Se detendrán ante el cuadro de Piero della Francesca, donde
Cristo, casi enajenado, surge de la tumba,
resucitado, libre: senza flash.

Quizás ocurra entonces algún hecho imprevisto:
se agite el corazón bajo el tejido suave,
se haga el silencio, destelle el flash.

Versión de Elzbieta Bortkiewicz
**
En ningún lugar

Fue un día
en ningún lugar
al volver del entierro de mi
padre,
un día entre continentes, iba perdido por las calles
de Hyde Park escuchando retazos de voces americanas,
no pertenecía a ningún lugar, era libre,
pero si eso era la libertad, pensé, preferiría
ser cautivo de un buen rey, de un cálido emperador;
las hojas fluían a contracorriente del rojizo otoño,
el viento bostezaba como un perro cazador,
la cajera en el colmado, en ningún lugar
(le intrigaba mi acento), me preguntó de dónde era,
pero lo había olvidado, tenía ganas de hablarle
de la muerte de padre, pero pensé: ya soy
demasiado viejo para ser huérfano; vivía
en Hyde Park, en ningún lugar,
where fun comes to die,
como decían no sin envidia los estudiantes de otras
universidades,
era un lunes sin carácter, cobarde,
sin forma, un día sin inspiración, en ningún lugar, ni
siquiera el penar
había adoptado una forma radical, tenía la sensación
de que el mismo Chopin en un día como ése se limitaría,
en el mejor de los casos, a dar clases
a estudiantes aristocráticas, acaudaladas;
de repente me acordé de lo que había escrito de él
gottfried Benn, dermatólogo berlinés,
en uno de mis poemas preferidos:
"Cuando delacroix anunció su teoría,
él se quedó preocupado porque no podía
justificar sus nocturnos",
estos versos, irónicos y tiernos a la vez,
siempre me colmaron de una felicidad
casi tan grande como la música de Chopin.
Una cosa sí sabía: tampoco hace falta justificar
la noche, ni el dolor, en ningún lugar.

De Asimetría. Adam Zagajewski. Traducción de Xavier Farré. Acantilado.

Para leer más del autor, aquí

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char