viernes, 31 de agosto de 2018

Derrite nieve o hierro

Pablo Neruda

(Chile, 1904-1973)

Oda a las gracias 

Gracias a la palabra 
que agradece, 
gracias a gracias 
por 
cuanto esta palabra 
derrite nieve o hierro. 

El mundo parecía amenazante 
hasta que suave 
como pluma 
clara, 
o dulce como pétalo de azúcar, 
de labio en labio 
pasa 
gracias, 
grandes a plena boca 
o susurrantes, 
apenas murmulladas, 
y el ser volvió a ser hombre 
y no ventana, 
alguna claridad 
entró en el bosque. 
fue posible cantar bajo las hojas. 
Gracias, eres la píldora 
contra 
los óxidos cortantes del desprecio, 
la luz contra el altar de la dureza. 

Tal vez 
también tapiz 
entre los más distantes hombres 
fuiste. 
Los pasajeros 
se diseminaron 
en la naturaleza 
y entonces 
en la selva 
de los desconocidos, 
merci, 
mientras el tren frénetico 
cambia de patria, 
borra las fronteras, 
spasiva, 
junto a los puntiagudos 
volcanes, frío y fuego, 
thanks, sí, gracias, y entonces 
se transforma la tierra en una mesa. 
una palabra la limió, 
brillan platos y copas, 
suenan los tenedores 
y parecen manteles las llanuras. 

Gracias, gracias, 
que viajes y que vuelvas, 
que subas 
y que bajes. 
Está entendido, no 
lo llenas todo, 
palabra gracias, 
pero 
donde aparece 
tu pétalo pequeño 
se esconden los puñales del orgullo, 
y aparece un centavo de sonrisa. 

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char