viernes, 5 de octubre de 2018

Me parece que la luz de la luna llena me acarició tres veces

Shin Saimdang

(Corea,1504-1551)

Saimdang, Diario de Luz 
Prólogo

Otoño 1542. Toscana, Italia. La casona frente al lago.
Lo abandoné todo llegando aquí con una vida rota, alejado de un país en quiebra, abandoné mi servicio al Rey, solo para sobrevivir en una tierra lejana por lo que me resta de vida. Ella no quiso que yo me dejara morir, y su última petición se ha convertido en mi razón principal de existencia. Al fin y al cabo, abandoné Chosún de todas maneras. Aparte de mis ropajes avejentados y de mi cabello recogido en un moño, lo demás me es ajeno, yo mismo me reconozco un extraño.

Desde altísimos techos que alcanzan el cielo, hasta bellísimos murales del mundo, obras de arte desconocidas que ni siquiera en la dinastía Ming han sido vistas; instrumentos musicales que rasgan notas aún más solemnes que el gayageum, y la gente cuyo tono de piel es distinto al mío, que me observan entre curiosos y apenados – todo me resulta mareante. Siempre que cierro los ojos, solo la veo a ella por doquier.

En mi mente, ella siempre está, como un rayito de luz. Su cara diáfana y nívea; pupilas refulgentes como el ónix, que parecieran pozos de tinta; su nariz delicada y recta que pareciera un trazo de pincel; sonrisa cálida, amable en una boca de melocotón; su voz elegante que susurra al oído –todo de ella vive en mi memoria, y nada le impide aparecer en ella. De repente, abro los ojos. “¡La pintaré! ¡Inmortalizaré cada una y todos mis recuerdos de ella en esa pintura!” La necesidad de pintar surge con furia, y mis ganas de seguir vivo, resurgen de las cenizas.

Dejo el pincel y me estiro con dificultad, siento que a todo mi cuerpo lo reconcome un hormigueo. ¿Cuánto tiempo ha transcurrido? Me parece que la luz de la luna llena me acarició tres veces, así que tal vez hayan pasado tres meses, entonces. Descorro los pesados cortinajes que tapan los ventanales, y los serenos rayos de la luna se colaron en la habitación. Echo una mirada apesadumbrada en derredor, las velas que se han consumido, mis utensilios de pintar, y su retrato, ya terminado. Con manos temblorosas, me acicalo un poco, y me quedo delante suyo.

En el retrato, ella lleva una elegante falda gris y un corpiño malva bordado de clavelinas, sonríe enigmática y sutil, observándome como si estuviese viva. Desde el abismo más profundo, reverbera toda clase de sentimientos pesarosos –cosas que nunca le pude decir, emociones que nunca pude expresar, y mi morriña eterna, todo esto me desbordó.

Desde aquel momento, no he sido más que un cascarón vacío, como si yo solo existiese por ella, y eso sigue igual, aún hoy.
***
Saimdang Light´s Diary es la vida de una profesora de historia de arte coreano que descubre el diario de la figura histórica Shin Saimdang. La maestra revela el secreto de un misterioso retrato.
El personaje principal del drama, Shin Saimdang, en la vida real fue una artista, caligrafísta y poeta. Director: Yun Sang Ho
Guionista: Park Eun Ryung
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Shin Saimdang nació y creció en Gangneung en el hogar de sus abuelos maternos. Su padre, Shin Myeonggwa (申命 和) era un funcionario del gobierno, que no se unió activamente a la política. Su madre era Lady Yi, la hija de Yi Saon (李思 溫). Shin tenía cuatro hermanas menores. Su abuelo materno la educó como si fuera un varón. Al crecer en esa atmósfera, Shin Saimdang recibió una educación que no era común para las mujeres de esa época. Además de la literatura y la poesía, era adepta a la caligrafía, al bordado y a la pintura.

Debido a que se crió en una casa que no tenía hijos varones, pasó mucho tiempo en casa de sus padres. A la edad de 19 años, se casó con el comandante Yi Wonsu (李元秀) y con el consentimiento de su esposo continuó pasando tiempo en su hogar paterno. Acompañó a su marido a sus puestos oficiales en Seúl y en ciudades rurales, naciendo Yi I en Gangneung. Sin embargo, Shin Saimdang murió repentinamente después de mudarse a la región de Pyongan a la edad de 48 años.

Saimdang fue capaz de cultivar su talento a pesar de la rígida sociedad confuciana de la época, gracias a un hogar poco convencional y a un marido comprensivo. Al no tener hermanos, recibió una educación que sólo se le legaba a un hijo, y este fondo influyó mucho en la forma en que educó a sus hijos. 

Fuente: Wikipedia.
Imagen: Picture of Insects and Grass No. 2 (초충도), Shin Saimdang (신사임당), 16th c.
NOTA BENE: La serie Saimdang Light´s Diary, que puede verse por Netflix, consta de 28 capítulos, los que pasan de interesantes a insufribles, lentos y repetitivos. No obstante, es un ingreso digno a la vida y al arte de la antigüedad de Corea, así como a la corrupción aquella y a la actual, cosa que no cambiará.

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char