domingo, 19 de mayo de 2013

Las vacas también ceden su lastre a la tierra


VALERIA TENTONI

(Bahía Blanca, Provincia de Buenos Aires, Argentina, 1985)

Tambo 

Que cuando era chica
mi mamá me llevaba al campo
me ponía
botas de plástico Pampero
para que los yuyos no me raspen
-ahora supongo que apenas lastimarían mis tobillos
pero entonces
podían arrancarme un ojo-

y sobre todo
porque estaba lleno de bosta,
-como brillantina de caracol
las vacas también ceden su lastre
a la tierra-

y porque la cuestión no era esquivar
la mierda.

La cuestión
era pisar la mierda sin mancharse la ropa.
***
Cartografía

La madre es los bordes del hijo.
Afuera hay un país limítrofe.

El hijo conquista la frontera
y reconoce el mundo
a fuerza de batallar
contra el cuerpo
contra la patria que es
su propia madre.

El primer llanto no es otra cosa
que un grito de guerra.

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char