martes, 5 de enero de 2016

Que el camino te sea propicio

Alicia Genovese 
(Lomas de Zamora, Buenos Aires, Argentina, 1953)


Hago una lírica que no teme ensuciarse las manos. No me sé ubicar en ninguna corriente poética. Lo mío es poesía lírica moderna, no es una lírica pulcra o de estilo ampuloso. Es una lírica del siglo XX y XXI con una necesidad de comunicar muy grande. Mi lenguaje es nítido como fruto de un trabajo. Yo quiero escribir algo que sea lo más llano posible y que tenga la complejidad que veo en lo que quiero decir. No podría entender mi estar, mi ser aquí y ahora si no escribiese. Es lo único que me conecta con el mundo.
A.G. (Fuente: Diario La Nación)


Que el camino te sea propicio
rama extendida del afecto,
hoy del abrazo,
tierra bañada, costa
indemne al diario sinsabor

que te acompañen armoniosos
motores veloces
sonoros, en primera a fondo,
los seis cilindros devoradores
de tu camioneta Ford

y seguro va
cargada con cajas de comida
para jubilados indigentes,
con tu reclamo a mediadores
que roban el azúcar o el aceite.

Tu sentido de justicia
es mi fisura,
contra mí misma escucho
mi defensa.

Pedazo de tierra
amontonada que se asienta,
túmulo sin bronces
donde la muerte
impone su orden.

Que sigas en comisión
de fiestas, para el club
acarreando parlantes
y música bailable,
asado y dos claveles
obsequiosos para las señoras;
manera de dar
en la riqueza de lo poco,
en la risa donde abrevo,
cuerpeada.
Cenizas del corazón
esta vigilia,
tramo adoquinado
en la impericia
con tu falta.
***
Honras

ed è subito sera
Salvatore Quasimodo


Un autito rojo, trajiste
una Maseratti, decías
y yo daba vueltas
pedaleando la manzana.
No es un regalo para nenas,
observaban las madres,
pero yo era entonces
la única hija,
la que te miraba extasiada
detrás del alambrado:
casco y antiparras
en la pista del autódromo,
héroe de ciencia ficción
entre los motores de la largada.
Un deseo transmitido
en el encofrado del propio
devolvía amor.
A lo lejos escuchaba
el escándalo sonoro
y salía a recibirte;
trepada a tus hombrones
se abrían
las puertas de la casa.

No era para nenas
pero siempre
tuve tu permiso.
***


Objetivas azaleas

Las azaleas se reabren
silenciosas y salvajes.

La lluvia torrencial
no ha podido convencerlas
de lo adverso y lo definitivo.

Sus campánulas
bajo el sol tibio se despegan,
repatriadas a su forma.

Ya no hay desarmonía,
no hubo
devastación.


De La contingencia, gog y magog, 2015.

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char