lunes, 1 de octubre de 2018

es decir/a ese cajón o nave o lluvia que llamamos así/

JUAN GELMAN
Gelman por Rodríguez

(Buenos Aires, Argentina, 1930-México, D.F., 2014)

La dueña

Ella estalla como el verano,
no es posible evitarla o detener su rostro,
avanza en cualquier calle,
aun hace ruido al pie de mi silencio,
muchas veces me miran para ver su dulzura,
por ella se me han puesto
suaves las manos, suave el corazon,
la muchachita infinita me posee,
llena mis dias con su ausencia,
no me deja andar triste, me permite subir por su recuerdo,
todo lo mas habra que ver como vivir sin ella,
la señora sentada al fondo de mi sangre.

Velorio del solo (1961)
***


La caricia tiene la forma de tus brazos.
aguarda en ti encerrada.

Quieto mar, bajo el día
conduce su silencio.

Arde si la liberas.

Entonces
sobre el mundo
deja caer la noche.

El juego en que andábamos (1956-58) 
***
Lluvia

hoy llueve mucho, mucho,
y pareciera que están lavando el mundo
mi vecino de al lado mira la lluvia
y piensa escribir una carta de amor/
una carta a la mujer que vive con él
y le cocina y le lava la ropa y hace el amor con él
y se parece a su sombra/
mi vecino nunca le dice palabras de amor a la
mujer/
entra a la casa por la ventana y no por la puerta/
por una puerta se entra a muchos sitios/
al trabajo, al cuartel, a la cárcel,
a todos los edificios del mundo/ pero no al mundo/
ni a una mujer/ni al alma/
es decir/a ese cajón o nave o lluvia que llamamos así/
como hoy/que llueve mucho/
y me cuesta escribir la palabra amor/
porque el amor es una cosa y la palabra amor es otra cosa/
y sólo el alma sabe dónde las dos se encuentran/
y cuándo/y cómo/
pero el alma qué puede explicar/
por eso mi vecino tiene tormentas en la boca/
palabras que naufragan/
palabras que no saben que hay sol porque nacen y
mueren la misma noche en que amó/
y dejan cartas en el pensamiento que él nunca
escribirá/
como el silencio que hay entre dos rosas/
o como yo/que escribo palabras para volver
a mi vecino que mira la lluvia/
a la lluvia/
a mi corazón desterrado/

De Eso ( 1983-1984). Interrupciones II (1986)
Incluido en Poesía reunida, Seix Barral, 2012.


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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char