sábado, 2 de junio de 2012

Enojada con todos los cielos


Dibujo de Else Lasker-Schüler

Otros poemas de ELSE LASKER SCHÜLER 
(Alemania, 1869-Palestina, 1945)

Dolor del Mundo

Yo, el ardiente viento del desierto,
Me enfrío y tomo forma.

Dónde está el sol que puede deshacerme,
O el rayo que puede aniquilarme.

Mi ahora, una pétrea cabeza de esfinge,
Enojada con todos los cielos.
***
A DIOS

No te opones ni a las buenas ni a las malas estrellas;
todos sus caprichos fluyen.
En mi frente duele el surco,
la profunda corona con la luz sombría.

Y mi mundo está en calma...
No te opones a mi capricho.
Dios, ¿dónde estás?

Quisiera escuchar de cerca tu corazón,
ponerme en el lugar de tu más remota cercanía,
cuando, transfiguradas de oro en tu Reino,
brotando de una luz mil veces feliz,
susurren todas las buenas y las malas fuentes.

Traducción de Oscar Caeiro
***
 Oh, quiero salir del mundo

Entonces llorarás por mí.
Hayas sangrantes avivan
mis sueños guerreros.

Por lóbregas malezas
debo ir,
por zanjas y aguas.

Siempre rompe impetuosa ola
en mi corazón;
enemigo interior.

¡Oh, quiero salir del mundo!
Pero incluso desde lejos
enloqueceré, titilante luz,

junto a la tumba de Dios.

Traducción de José Manuel Recillas 
***
En tus ojos

El azul te nace en los ojos
pero por qué tiembla mi corazón
ante tus cielos.

Niebla en mis mejillas
y mi corazón se pliega ante la extinción.

Traducción de José Manuel Recillas

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char