martes, 31 de julio de 2012

Cuestión que me chamuyaste lindo el alma


Tomada del blog mirando hacia adentro

JIMENA ARNOLFI
(Buenos Aires, Argentina, 1986)


Instantáneas 

"Y no he vuelto a ver a Nástenka. ¿Entristecer con mi presencia su felicidad, ser un reproche, marchitar las flores que se puso en los cabellos para ir al altar? ¡Jamás, jamás! ¡Que su cielo sea sereno, que su sonrisa sea clara! Yo te bendigo por el instante de alegría que diste al transeúnte melancólico, extraño, solitario... ¡Dios mío! ¿Un instante de felicidad no es suficiente para toda una vida?”
Fedor Dostoievski

I

cuestión que después de un paseíto por el jardín
me chamuyaste lindo el alma

así nomás,
ahora la pobre sólo habla para adentro
y recuerda despacito,

una marca de nacimiento
una mirada llovida
dos lunares en el cuello
una boca de tiempo
***
II

de regreso a casa
camino lento y de golpe reacciono
como quien no quiere la cosa:

hace tres cuadras
que te vengo tarareando sin parar,
mejor no tener que usar palabras para decir ,
pero me caí de boca, me desboqué

como si nada, como si vos
***
III

miro demasiadas veces
como para guardarte al final
yo sabía

se encaprichó el presente
y se quedó tildado,
hace horas que son las cinco y cuarto

ese hoy del que hablábamos
se desperezó toda la mañana

siempre fue así,
que fumo el último tabaco,
que tomo la última copa,
que me das un beso más,
que sólo uno más,
y después te vas

amanecí medio mareada
de tanto respirar en tu beso
***
IV

cuestión que me chamuyaste lindo el alma
y todavía tengo besos en la nuca

porque viste que uno dice alma
cuando no sabe qué decir,
uno dice alma porque no sabe
el nombre de todo eso que desconocemos

uno dice que fue el alma
porque qué va a ser si no, a quién adjudicar
tanta demasía junta

cuando se toca el alma, ese nervio, esa pelusa,
hay una paz que dura una instante
y se parece bastante a lo eterno

(y será que el alma es el nombre de ese cuerpo
cuando por fin se transforma en cuerpo
y encuentra la salida de sí mismo)

3 comentarios:

EG dijo...

me gusta to much!

Anónimo dijo...

Muy buena

vera eikon dijo...

Qué encantador este poema. Me encandiló su lectura...Un abrazo

Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char