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GABRIEL RECHES
(Buenos Aires, Argentina, 1968)
Películas superpuestas
no exactamente, encimadas
no exactamente encimadas
consecutivas
películas de mica
de cualquier mineral
transparente, no
transparente, traslúcido
efervescencia en quien mira
opción del transparente
la facultad suprema
en la base de una roca puede adivinarse
bajo estas películas como si estas películas
delgadas de mica
no estuvieran o no estuvieran
sino para dañar de la roca la imagen
la visión de la imagen
dar cuenta de un objeto es
la facultad de disolverlo: así
como estas películas que no
se deshacen en las manos porque no
están sobre las manos
así, no como cualquier película
más delgadas que cualquiera
se acumula sobre un hecho
el que elijas
una cantidad infinita
una cantidad posible de ser numerada
que alcance para simular lo innumerable
de tragedias ecológicas, holocaustos
perversiones culturales todas
concurrentes en el hecho
en la mirada del hecho por caso
tía Berta en un dodge
rumbo a navidad
con su fuente en la mano, rebasante
fetas de carne embebida en cosechas
que alejaron cuatro meses
a esclavos, de su prole
delante y detrás tía Berta y su auto
de otros más viejos y más nuevos
el cartel lumínico y al fondo atardece
o el camino afirma que pudimos
ser amigos de un banco o un portón de alarma
caravana de platos humeantes
relieve en el tungsteno
bajo la autopista un pueblo fantasma
un artista que sueña
ser reconocido o una muerte escandalosa
mi madre, el imperio de cleopatra
en sus recuerdos, los nombres que ponemos
a perros y gatos,
tortugas que sostienen
de esto lo que falta, el gusto
escuchar tu voz finita
después de inhalar helio
***
Como algunas especies de coleóptero
Como algunas especies de coleóptero
hay pericia sumaria en el arte
de cosechar entre flores mi desecho
un alud que no crece en la pendiente
crece a cuestas, en el recuerdo de quien
cada mañana remonta su roca
y enseguida cae, pero aquí
entre cuesta y cuesta se registran
detenciones frente al quiosco
un paquete de snacks para saciar al necesitado
vos en cambio, tía Berta, compraste un lampazo
de hebras flamantes y un balde que te gusta
para hacer eso que corresponde a las veredas
aunque sepas que en minutos detonan la ciudad
descifrás en el agua
la verdad municipal de la topografía
asocio dos hechos en apariencia aislados para pedirte:
en el último balde
preservá a un costado
aquella suciedad que pueda ser mía
el peso que llevo crece como nada
y estaría bueno sumarle identidad
**
De Es el fin del mundo, tía Berta, Bajo la luna, 2012
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