domingo, 8 de febrero de 2015

Se limitan a comer, beber, dormir...

ANTON CHEJOV

(Rusia, 1860-1904)

Las tres hermanas 
(Fragmento)

"¡Oh! ¿Adónde habrá ido a parar mi pasado, esa época en que yo era un hombre joven, alegre, inteligente, en que la esperanza iluminaba mi presente y mi futuro? ¿Por qué será que, apenas empezamos a vivir, nos volvemos aburridos, grises, ramplones, perezosos, indiferentes, inútiles, desdichados...? Nuestra ciudad existe desde hace doscientos años, tiene cien mil habitantes, pero no hay ni uno sólo que no se parezca a los demás. Ni un solo héroe ni en el pasado ni en el presente, ni un sólo científico, ni un solo artista, ninguna persona de cierta notoriedad que inspire envidia o el ardiente deseo de imitarla. Se limitan a comer, beber, dormir... Luego mueren, y nacen otros que también comen, beben y duermen y, para no reventar de aburrimiento, adoban su existencia con el chismorreo, el vodka, los naipes, los pleitos... Las mujeres engañan a sus maridos y los maridos mienten, fingen que no ven nada ni oyen nada... Los hijos crecen bajo el yugo de una influencia irremediablemente chabacana, la chispa divina se extingue en ellos y se convierten, como sus padres y sus madres, en sórdidos cadáveres parecidos los unos a los otros..."

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char