sábado, 27 de junio de 2015

La necesidad de misterio

Ken Kesey

(La Junta, Colorado, EE.UU., 1935-Pleasant Hill, Oregón, id., 2001)

De Alguien voló sobre el nido del cuco
(Fragmentos)

De cuando McMurphy se presenta ante los internos
—Caramba, qué grupo más lastimoso. A mí no me parecéis demasiado locos, chicos. 
Está intentando que se relajen, como el subastador que cuenta chistes para que el público se sienta a sus anchas antes de empezar a pujar. 
—¿Quién cree ser el más loco de todos? ¿Quién es el peor lunático? ¿Quién organiza estas partidas de cartas? Es mi primer día aquí y me gustaría producirle una buena impresión al jefe, si es capaz de demostrarme que él es quien manda aquí. ¿Quién es el gran lunático de esta sala?
Se dirige claramente a Billy Bibbit. Se inclina y le mira tan fijamente que Billy se ve obligado a balbucear
que todavía no es el gra-a-a-a-an lunático, pero que está en la li-i-i-i ista.
McMurphy le tiende una gran manaza y Billy no tiene más remedio que estrecharla. 
—Muy bien, amigo —le dice a Billy— me alegra que estés en la lista de grandes lunáticos, pero como tengo la intención de ponerme al frente de todo este tinglado, lo mejor será que hable con el primero de a bordo. 
Mira a su alrededor, hacia el rincón donde algunos Agudos han interrumpido su partida de cartas, y, al verlos, se cubre una mano con la otra y hace crujir todos los nudillos.—Veréis, amigos, mi intención es convertirme en una especie de rey del juego de esta galería, dirigir un pérfido juego de bacará. O sea que lo mejor será que me presentéis a vuestro jefe y decidiremos quién va a mandar aquí.
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(...) Tenía los hombros, los senos y las caderas demasiado anchos y su sonrisa era demasiado franca y abierta para poder considerarla hermosa, pero era bonita, se la veía sana y llevaba colgada de un largo dedo el asa de una garrafa de vino tinto que balanceaba como si fuese un bolso.
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Si no estamos alerta la gente nos obliga de un modo u otro a hacer lo que ellos creen que deberíamos hacer, o bien a ponernos tercos y hacer exactamente lo contrario, por puro despecho.
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Nadie se queja de la niebla. Ahora ya sé por qué: aunque resulte molesta, permite hundirse en ella y sentirse seguro.
***

La respuesta nunca es la respuesta. Lo que es realmente interesante es el misterio. Si usted busca el misterio en lugar de la respuesta, siempre estarás buscando. Nunca he visto a nadie realmente encontrar la respuesta, pero creo que la tienen. Así que deja de pensar. Pero el trabajo es buscar misterio, evocar misterio, plantar un jardín en el que extrañas plantas crecen y florecen misterios. La necesidad de misterio es mayor que la necesidad de una respuesta. 

Ken Kesey, El arte de la ficción CXXXVI, The Paris Review, 1994.

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char