viernes, 2 de junio de 2017

Así todos los días, como un rezo

Eduardo Dalter
Tomada de poesiainexorable.wordpress.com

(Buenos Aires, Argentina, 1947)

Dejá que entre la luz,
dejala que entre,

que se acomode,
que abra su valija;

no vayás a echarla;
dale de comer;

dejá que ande por la casa.
**

Como a cada beso lo borra
el viento que sopla y sopla,
ella pocea y pocea la arena,
pareciera, con más fuerza;
es el viento húmedo, poceado,
que escribe, escribe, escribe.
**
Camión azul de Brooklyn

Corazón, corazón
zurcido con alambre;
alma, alma,
también zurcida;
y piernas y brazos
juntos,
aunque a veces desconexos.
Oh camión azul
de Brooklyn, detenido,
tercermundista,
¿abandonado?,
en la calle lateral
del cementerio.
Cruces, cruces,
monolitos,
detrás de la pared.
Corazón, corazón
zurcido
como un camión azul
de Brooklyn.
**
El tren de las 12.50
viene por Nidia desde Bosques.
Pita entre las rancherías
y los desechos de Ardigó
estremeciendo todo.
Ella lo espera fumando
y mirando los árboles de enfrente
en el viejo andén de tierra.
Así todos los días, como un rezo.

*
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char