martes, 9 de junio de 2009

La muerte viene después del yo


Un poema de DANIEL MUXICA
que acaba de irse, de dejarnos solos,
el muy cretino, el afanador de cigarros, corpiños, poeta, editor, peronista imberbe, gran, gran tipo.

"Yo soy una de mis bocas, aquella que de todas se cerrará primero."
Rainer María Rilke

Imagen de lo que va / Característica probable de usted

y de la imagen de usted característica probable de la imagen

verdadera: estará acostado, acosado, acotado,

no podrá definir la circunstancia

que separa la paz de lo reptante,

lo sub/

repticio; vientre nervioso se apoya,

se ahueca en zonas oscuras;

gesta bestias a parir tristeza

[“Si pudiera estar conmigo”] //

tímida tentativa girará sobre [obre lo que sensitivo es]

usted

boca arriba

el muerto en la superficie, el ensanchamiento de la nada un hombre que no sigue y sin embargo señalará

a lo lejos cosas de su interés [en la totalidad de lo inexistente deberábá situarse de algún modo]

cadáver sin arreglo floral cadáver sin arreglo oral el empeine vencido como indicio clínico o prueba

de la verdadera horizontalidad /// en su característica la imagen no responde cuando usted la interpela [universo sensible, penosamente construído

invadido de visiones verosímiles

a las que mal o bien será necesario apartar,

sin estar seguro de tener derecho a hacerlo] el hocico husmeará

es un procedimiento de distinción el ojo deseará un decorado completamente fiel a sus deseos característica probable de la imagen: la muerte viene después del yo / no habrá una conciencia espontánea de la imagen como criticar su disminución pedirle precisiones a la retina apenas eco de la luz estará usted en la sensación misma tratará de sobreponerse

distinguir detrás el relámpago que ciega pensará que la imagen está sobresaturada y a más palabras más motivos pero ninguna representación agregará nada al silo, el saco, la bolsa recordatoria; la memoria es una línea puntillosa de imágenes muertas que cuando se individualizan definen el espíritu de esa situación la imagen continuará su vértigo [teme la luz no lo favorezca]

y esa sensación que ha visto desbaratarse es esa sensación de la que se abstiene en el preciso instante que llega ella y pide desvistiéndose



la no muerte // pensará en cosas que nunca había reparado en cosas que no como la memoria eterna pensará en la ausencia

esa condición desgarrada de los acontecimientos / ¿acaso lo visible es lo genuino? lo genuino implica siempre una modificación [la modificación es un dato del orden del conocimiento,

recibir la existencia y aprovecharse de Hegel para clausurarla] Entonces [lo que supone una medida/ ¿de tiempo?]

sentirá incomodidad,

se frotará el cráneo, la punta del iceberg, donde toda elegía es ciencia de dolor castidad de la ciencia no podrá atribuirse

ningún mérito, soportará aflicciones a las que deplora, concentrará su energía en lo dilatado [el dislate] porque brilla como se oye se palpa como se gusta se mira como se tacta usted intacto acto previo a cualquier palabra a cualquier acceso // imagen de lo que va

será el agua destilada, es decir, un río

al que le falta la orilla sucia y sentimental: estigia, estilete de agua, estilete estratégico, el corte seccionará el extremo decadente

la dormidera profundizará la inundación

dormirá usted el sueño que ayuda

a las incomodidades de la vida despierta, soñará todo lo que está ahí y todo

lo que está pasando, es decir,

una extensión que no excluye el riesgo se concentrará en lo sumergido hablará del fin en términos de morada /// EN EL FINAL FINAL ¿qué hará usted en este mundo sin rostro y sin preguntas?

2 comentarios:

laveron dijo...

Gracias Irene! No conocía y lamento conocer en estas circunstancias, pero vale: ahí está la poesía y eso es permanencia.

(acoto que me gusta mucho esto que leo. cuando vaya a Baires tendré que robar un banco para comprar libros)

Beso!

Laura

Irene Gruss dijo...

¡Te acompaño! Gracias, Irene

Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char