domingo, 25 de octubre de 2009

Veladas paquetas


Cultura eres tú

Leo en la columna de chismes de un suplemento cultural que la presentación de una antología de poemas “fue uno de los eventos literarios más originales del año”. Acompañados al piano, varios escritores recitaron poemas de los autores incluidos en el libro. Así, se mezclaron Juana de Ibarbourou, Reynaldo Arenas, César Vallejo, Diego Maqueira, Conrado Nalé Roxlo, entre otros. “Las performances culminaron, agrega la pastillita, cuando unas niñas recitaron ‘¿Qué es poesía?’, de Gustavo Adolfo Bécquer y el público estalló en aplausos. Luego, varios de los asistentes enfilaron hacia un restaurante donde degustaron, entre otros platos, escabeches de ñandú, búfalo y ciervo.” Aclaro que estos productos alimentarios no son de la zona.
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En los ’90, un grupo de escritores, para estar a tono con la crisis reinante, decidía editar cuadernillos artesanales usando para las tapas los pintorescos cartones comprados a quienes inventaron, para poder comer, el oficio del rejunte y traslado de dicha materia prima. Los textos publicados pertenecían a escritores de culto latinoamericanos, que cedían sus derechos de autor. “Las tapas de los libros son de cartón comprado directamente a quienes lo juntan a un precio superior al que les paga normalmente el mercado (‘Estamos rompiendo la cadena de explotación que encabezan las papeleras’, dijo uno de los fundadores del proyecto), y están pintadas a mano por chicos que dejan la calle cuando se suman a la editorial”, agregaba. Llegó a subtitularse esta cooperativa editorial, según un medio gráfico, con el apelativo “Diseño pobre”. Un libro cuesta 6 €; 5 €, los socios.
Con los años, ese proyecto derivó para algunos de sus miembros en actividades como el Jam de Escritura, improvisación de escritura en vivo, en sitios ubicados, por ejemplo, en la calle Tucumán al 400, pleno centro de Capital Federal, y también contaba con musicalizador ad hoc. “Por tercer año consecutivo vuelve a realizarse el Jam de Escritura, presentando las veladas más originales del circuito literario actual”, se anunciaba. Más tarde, algunos autores de este emprendimiento firmaban contratos leoninos con editoriales (ni lerdas ni perezosas, al fin de cuentas quién es mercado de quién) en las que el target es diferente.
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Supe también de una presentación realizada hace un tiempo en un establecimiento… prostibulario.
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No me mueve la pacatería ni la moralina; mucho menos lo que, como otrora, se decía resentimiento social o alguna, irrisoria, conciencia de clase. Me pregunto si en las ¿distintas? modalidades de tales eventos se practica el interés por la cultura (amigos poetas me hacen ver que desde el vamos tanto el objetivo de dicha antología, así como el de una columna de chismes en el suplemento cultural de un diario, no abriga cosa buena). Me pregunto también si en la primera velada, antes de la cena, por ejemplo, se escuchó a Reynaldo Arenas

THE PARADE ENDS
(…)
Paseos por las calles que revientan,
pues las cañerías ya no dan más
por entre edificios que hay que esquivar,
pues se nos vienen encima,
por entre hoscos rostros que nos escrutan y sentencian,
por entre establecimientos cerrados,
mercados cerrados,
cines cerrados,
parques cerrados,
cafeterías cerradas.
Exhibiendo a veces carteles (justificaciones) ya polvorientos,
CERRADO POR REFORMAS,
CERRADO POR REPARACIÓN.
¿Qué tipo de reparación?
¿Cuándo termina dicha reparación, dicha reforma?
¿Cuándo, por lo menos,
empezará?
Cerrado...cerrado...cerrado...
todo cerrado...
Llego, abro los innumerables candados, subo corriendo la improvisada escalera.
Ahí está, ella, aguardándome.
La descubro, retiro la lona y contemplo sus polvorientas y frías dimensiones.
Le quito el polvo y vuelvo a pasarle la mano.
Con pequeñas palmadas limpio su lomo, su base, sus costados.
Me siento, desesperado, feliz, a su lado, frente a ella,
paso las manos por su teclado, y, rápidamente, todo se pone en marcha.
El ta ta, el tintineo, la música comienza, poco a poco, ya más rápido
ahora, a toda velocidad.
Paredes, árboles, calles,
catedrales, rostros y playas,
celdas, mini celdas,
grandes celdas,
noche estrellada, pies
desnudos, pinares, nubes,
centenares, miles,
un millón de cotorras
taburetes y una enredadera.
Todo acude, todo llega, todos vienen.
(…)

o a Vallejo

LA RUEDA DEL HAMBRIENTO
Por entre mis propios dientes salgo humeando,
dando voces, pujando,
bajándome los pantalones...
Vaca mi estómago, vaca mi yeyuno,
la miseria me saca por entre mis propios dientes,
cogido con un palito por el puño de la camisa.

Una piedra en qué sentarme
¿no habrá ahora para mí?
Aún aquella piedra en que tropieza la mujer que ha dado a luz,
la madre del cordero, la causa, la raíz,
¿ésa no habrá ahora para mí?
¡Siquiera aquella otra,
que ha pasado agachándose por mi alma!
Siquiera
la calcárida o la mala (humilde océano)
o la que ya no sirve ni para ser tirada contra el hombre
¡ésa dádmela ahora para mí!

Siquiera la que hallaren atravesada y sola en un insulto,
¡ésa dádmela ahora para mí!
Siquiera la torcida y coronada, en que resuena
solamente una vez el andar de las rectas conciencias,
o, al menos, esa otra, que arrojada en digna curva,
va a caer por sí misma,
en profesión de entraña verdadera,
¡ésa dádmela ahora para mí!

¿Un pedazo de pan, tampoco habrá para mí?
Ya no más he de ser lo que siempre he de ser,
pero dadme
una piedra en qué sentarme,
pero dadme,
por favor, un pedazo de pan en qué sentarme,
pero dadme
en español
algo, en fin, de beber, de comer, de vivir, de reposarse
y después me iré...
Hallo una extraña forma, está muy rota
y sucia mi camisa
y ya no tengo nada, esto es horrendo.

O al mismo Nalé Roxlo

LO IMPREVISTO

Señor, nunca me des lo que te pida.
Me encanta lo imprevisto, lo que baja
de tus rubias estrellas, que la vida
me presente de golpe la baraja
contra la que he de jugar.

Quiero el asombro
de ir silencioso por mi calle oscura,
sentir que me golpean en el hombro,

volverme, y ver la faz de la aventura.

Quiero ignorar en dónde y de qué modo
encontraré la muerte. Sorprendida,
sepa el alma, a la vuelta de un recodo,
que un paso atrás se le quedó la vida.
**
De verdad lo que me da es vergüenza ajena, IG
PD: pido disculpas por lo extracurricular, quizá, del asunto.

4 comentarios:

Alejandro Pinto dijo...

no sabía lo del grupo de escritores del ´90, muy linda data. Tampoco sabía lo del grupo de escritores del ´09, esos que comen búfalos.
Un abrazo enorme!

Irene Gruss dijo...

¿Vio vio? Viajando se conoce gente, Irene

Anónimo dijo...

conozco esas presentaciones de libros, muestras de pintura y el acorde final para el aplauso. También los presentes pueden escuchar "Doña Rata salió de paseo/ por los campos..." (hermosura de Nalé Roxlo). Entre las lágrimas de los parientes y los comentarios acerca de un cuadro "un poco fuerte, ¿no? por los menores, digo", caminar hasta el restaurante de la vuelta donde sirven rata en vez de pollo. Y otro aplauso para el asador.

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char