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Tres poemas de
EMILIA BERTOLÉ
(El Trébol, Santa Fe, Argentina, 1898–Rosario, íd, 1949),
LLUVIA
Otra vez la lluvia,
otra vez la extraña
música
del agua.
Detrás de los vidrios,
apoyada en ellos mi mejilla pálida,
de mí misma ausente,
miro sin ver nada.
Sobre el cristal frío
que mi aliento empaña,
escribe mi mano, al descuido,
no sé qué palabras.
***
A UN DESCONOCIDO
Lenta apoyo en tu mano semibárbara
mi mano palidísima.
Breve, casi inmaterial,
la insólita caricia
debió asombrarte porque tu mirada
buscó a la extraña mujer desconocida.
Aún estremece mi muñeca exangüe
una piedad que no comprenderías.
***
VERSOS A LA NOCHE IMPOSIBLE
Más allá
de este cielo de chimeneas
está la noche,
pienso inmóvil y tensa.
No la noche sofisticada,
de la ciudad ebria;
turbia del aliento de los hombres y de sus huellas;
sino la alta, pura,
profunda noche verdadera.
La siento aquí, en mi pecho sofocado,
como una presencia.
En el latido de mi sien,
en la ruta violeta de mis venas,
su soplo antiguo crece,
desesperada sed en mi boca que tiembla.
¡Con qué dolor oigo cómo me nombra el viento
más allá de las paredes que me cercan!
¡Con qué amargo delirio le echo llave a la puerta!
***
"Y si fuera hombre, bohemio como yo no existiría en la madre tierra"
Emilia Bertolé. Carta a su hermano Miguel Ángel. Noviembre de 1916.
**
Imagen: "El libro de versos", de la autora.
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