miércoles, 27 de julio de 2011

Las radiantes epifanías persisten, persisten

Otro poema de
DENISE LEVERTOV
(Inglaterra, 1923-EE.UU., 1997)

Para los menos amados por los dioses

Cuando descubres
que tu obra reciente vuelve a transitar por la senda
de pasadas décadas, te preguntas, con pavor,
“Me habré quedado sin vocación?¿Habré dicho ya
todo lo que tenía que decir?”
Hay un remedio
–uno solo– contra la parálisis que te aprieta la garganta para dejarte sin voz,
y con las manos inertes: recordar a los grandes, recordar a Cézanne
sin tregua sur le motif, su montaña
un infatigable ángel del mediodía con el que se batía como Jacobo,
exigiendo una bendición reacia. O recordar a James ensayando
el mismo tema una y otra vez, la pérdida
de la inocencia y la adquisición
(nota a nota, cada una con su tono,
hasta que por acumulación suena un acorde) de la sombría
conciencia. Cada vida en el arte
sale al encuentro de dragones que resurgen de sus escamas sangrientas
en cíclico ritmo: aprende y olvida, aprende y olvida.
No es sólo
la pasión por la obra bien hecha (que también)
sino cómo
las radiantes epifanías persisten, persisten,
prístinas, desapercibidas, arrebatadoras…
hasta que te quedas atónita al reconocerlas. Y ahora mira,
esa luz que se curva, la sombra de un ala,
es una de ellas, sin voz. Puedes seguir, has de
continuar.
**
Versión original

For Those Whom The Gods Love Less

When you discover
your new work travels the ground you had traversed
decades ago, you wonder, panicked,
´Have I outlived my vocation? Said already
all that was mine to say?’
There’s a remedy-
only one- for the paralysis seizing your throat to mute you,
numbing your hands: Remember the great ones, remember Cezanne
doggedly sur le motif, his mountain
a tireless noonday angel he grappled like Jacob,
demanding reluctant blessing. Remember James rehearsing
over and over his theme, the loss
of innocence and the attainment
(note by separate note sounding its tone
until by accretion a chord resounds) of somber
understanding. Each life in art
goes forth to meet dragons that rise from their bloody scales
in cyclic rhythm: Know and forget, know and forget.
It’s not only
the passion for getting it right (though it’s that, too)
it’s the way
radiant epiphanies recur, recur,
consuming, pristine, unrecognized-
until remembrance dismays you. And then, look,
some inflection of light, some wing of shadow
is other, unvoiced. You can, you must
proceed.
**
De Arenas del pozo, Barcelona, La poesía, señor hidalgo, 2007.
Traducción: José Manuel Rodríguez Herrera
*
Cortesía de Silvina López Medin

4 comentarios:

hugo luna dijo...

uffff... digo, gracias...?

irene gruss dijo...

Ufff, sí, diga gracias; Irene

Anónimo dijo...

La llave maestra, Irene, unas florcitas como esas tan bonitas en su puerta y me agradecimiento, ¡qué poema! Mercedes

irene gruss dijo...

Gracias, Mercedes. ¡Y salud!, Irene

Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char