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MOYA CANNON
(Dunfanaghy, Donegal, 1956; hace años reside en la ciudad de Galway)
REMO
Camina tierra y tierra adentro
Con tu remo,
Hasta que alguien te pregunte
Qué es eso.
Construye entonces tu casa.
Porque sólo entonces necesitarás decir y saber
Que el mar es inmenso e insondable,
Que el remo que empuja
Contra la ola
Y con la ola
Es todo.
***
Las manos
Para Eamonn y Kathleen
Fue en algún lugar sobre la costa noreste de Brasil,
sobre Fortaleza, una ciudad de la que nada sé,
salvo que está llena de gente
cuyas vidas son un misterio
mayor que el río Amazonas;
fue ahí, mientras el avión de juguete del monitor de vuelo
se desplazaba al ecuador
y viraba al este hacia Marruecos,
cuando empecé de nuevo a pensar en las manos,
en lo extraño que es que nuestras vidas
–la vida de la francesita pelirroja a mi izquierda,
la vida del niño argentino a mi derecha,
mi vida y las vidas de todos los pasajeros dormidos
que están siendo rápidamente transportados en la oscuridad
sobre el oscurecido Atlántico–,
todas esas vidas ahora estuvieran siendo sujetadas
por las manos del piloto,
y pienso en otras manos que pueden sostener nuestras vidas,
las manos del cirujano
a quien tendré que volver a ver cuando llegue a casa,
las manos de la inteligente enfermera de cabello negro
que desenrolló de mi cuello el cordón umbilical,
las suaves manos de mi madre,
las manos de esos otros
que me quisieron
hasta que parece casi
como si esto fuera lo que es la vida humana:
ser pasado de mano en mano,
para ser, improbablemente, llevado sobre un océano.
***
Aves del invierno
He observado frecuentemente, con mis propios ojos, a más de mil de esas pequeñas aves, colgando de un pedazo de madera sobre la costa, encerradas en sus valvas y ya formadas.
Giraldus Cambrensis, Topographia Hiberniae
Desde los acantilados del Norte de Groenlandia
descienden los gansos de pecho negro
para pacer sobre las juncias cortadas por el viento de Inis Ce.
Aterrizan en octubre, exhaustos,
trayendo con ellos a sus pichones casi adultos.
Nadie en estas costas pudo jamás hallar sus nidos,
de modo que, en la antigüedad, se pensó
que habían salido de la valva de ganso con forma de crisálida;
como a pescados, se los comía los viernes.
En abril se reúnen, impacientes, inquietos,
gordos sobre los escasos pastos del margen del continente,
listos para partir hacia los campos de cría en la tundra de Groenlandia
Al observar ese pavoneo y clamor nerviosos
—una orquesta que afina con estridencia antes de la señal
para elevarse al viento
en una armonía
antigua como el hambre—
el nombre se aferra de algún lado,
mi padre en su clase, en el sur de Donegal,
hablaba de "aves del invierno",
el nombre que su maestro les había dado
a los muchachos y muchachas grandes
que se sentaban en los asientos de atrás,
vueltos de Lagan,
pronto en dirección a Escocia,
ya experimentados,
con sus patrones migratorios establecidos.
***
Estorninos
Algunas cosas no pueden ser atrapadas en palabras,
estorninos sobre un río de octubre, por ejemplo:
el modo en que se elevan desde el borde de un tejado en una nube
dirigida por un coreógrafo oculto;
el modo en que suben, se agrupan y descienden,
tirando de alguna arteria desconocida del corazón humano;
el modo en que la nube se rompe y fusiona
las partes inferiores de las alas recogiendo toda la luz
que quedaba en el cielo del crepúsculo;
el modo en que vuelan hacia el tejado de un depósito,
pájaro a pájaro marrón.
Traducciones: Jorge Fondebrider
***
El tren
El terraplén del ferrocarril a nuestra izquierda
traza una línea verde a través del pedregal y el brezo grisáceo.
Una vía fantasma transporta un tren fantasma
al oeste desde Letterkenny a Burtonport.
En uno de los asientos de tablillas de madera se sienta
una muchacha seria de catorce años, de Tyrone,
fino, lacio pelo rojo.
El tren resopla con un sonido metálico sobre nuestras cabezas
a través de las torres de alta tensión hechas de piedra
que flanquean la parte más estrecha del camino.
La muchacha viaja para estudiar en Ranafast
en mil novecientos veintinueve.
El tren de vapor de trocha angosta avanza tan despacio
que ella puede sacar un brazo
y arrancar las hojas de los pocos árboles del costado.
Su amiga sostiene su sombrero fuera de la ventanilla
y lo hace girar y girar, con la mente en blanco,
hasta que rueda y aterriza en el pedregal.
Mi madre no sabe que esa línea del ferrocarril fue construida
por varones que creían que el tren había sido vaticinado
en las profecías de Colmcille
como un cerdo negro resoplando a través del vacío.
Ella no puede profetizar, por eso no sabe
que su padre morirá en tres años,
o que conocerá a su esposo
y pasará su vida adulta
al oeste de estas redondas colinas de granito,
o que, en setenta y cinco años,
una de sus hijas la llevará en coche
bajo ese puente que ya no existe
fuera de Donegal
por última vez.
Todo lo que sabe es que está yendo a Ranafast
y que el tren avanza muy despacio.
Traducción: Leonor Silvestri, en Irlandesas. 14 poetas contemporáneas, Ed. bajo la luna, Buenos Aires, 2011.
***
Entrevista
(Fragmento)
De visita en Buenos Aires para participar de las Lecturas de Primavera que organizó La Casa de la Poesía y después de haber pasado previamente por el Festival Internacional de Poesía de Rosario, durante el mes de octubre, los poetas irlandeses Moya Cannon y Harry Clifton, dos de las voces más interesantes de un país con una de las tradiciones más intensas y comprometidas en poesía y literatura, traídos por la Embajada de la República de Irlanda y el Irish Literatura Exchange, dialogaron para Ñ acerca del arte de este género, que en nuestro país parece tener tantos cultores y lectores como detractores.
Pregunta: En una ciudad que, como Buenos Aires, parece tener más gente que escribe poesía que lectores del género, me gustaría saber cómo y por qué comenzaron a escribir poesía.
Cannon: Fue un proceso natural: de la lectura pasé a la escritura. La poesía le dio sentido a mi vida durante un período especialmente difícil como docente de escuela media; me permitió resolver tensiones y liberar lo que tenía dentro. Veo este género como una expresión de mi interior. Pero la decisión de escribir poesía tuvo que ver, además, con el hecho de que la prosa tiene una línea narrativa que no me siento en condiciones de sostener. Muy pocas personas escriben prosa y poesía igual de bien; Borges por ejemplo fue uno. De todas maneras, hay ciertas ideas, sobre todo las abstractas, y experiencias que sólo pueden ser resueltas en la forma y la dimensión espiritual de un poema.
El traspaso de la experiencia humana abstracta a una forma y un género es lo que me permite afirmar que la poesía es altamente traducible, porque, desde algún punto de vista es una especie de esperanto de las emociones.
P: Audre Lorde, la poeta y activista feminista lesbiana negra, sostiene que la poesía es el género literario menos burgués porque un poema puede ser escrito incluso entre los turnos de trabajo en una fábrica, a diferencia de una novela que requiere gran cantidad de tiempo ocioso.
Cannon: Yo también tengo mis reservas. La prosa parecería necesitar el tiempo ocioso de los burgueses del siglo XIX, pero como eso ya no existe y se escriben novelas con otros tiempos de producción, la novela como género entró en crisis. Esos centros, especialmente en EE.UU., también están en crisis porque recrean artificialmente un ambiente que ya no existe.
P: ¿Entonces la poesía es un género que está un poco por fuera del sistema, puesto que nadie espera generar capital con ella, ni producir nada en términos de mercado, es decir una situación similar a la goliardesca medieval?Cannon: La poesía posee de manera inmanente un aspecto crítico que le permite al espíritu humano expresarse y protestar acerca de la opresión. Por eso, la poesía incluso florece bajo regímenes opresivos y dictaduras, por esa capacidad de estar al margen de los sistemas de producción.
P: En cuanto a la "cocina del procedimiento", siempre hay un debate sobre la inspiración en la poesía.
Cannon: Creo fervientemente en la inspiración. Pero, la inspiración toma tantos caminos como cosas pasaron al lado nuestro. Hay algo en nosotros que dirige el impulso lírico, algo que no puede ser enseñado ni aprendido. Los grandes poetas, como los grandes músicos, son canales de un aspecto divinatorio, algo más que productores y consumidores. El gran arte es siempre inspirado. Leer con pasión y confiar en tus entrañas. Y tener mucho cuidado con lo que dictan las modas.
P: ¿Lo que quiere decir que no todo el mundo puede ser poeta?
Cannon: Del mismo modo que no todos podemos ser músicos, y lo digo desde mi experiencia personal.
Bueno, esa es la etimología de la palabra "inspiración", como algo que viene de afuera hacia adentro. Este elemento de divinatorio luego requiere grandes cuotas de disciplina y técnica, como un artesano, aunque la poesía, en mi opinión, es un don.
P: En otros países del mundo existen universidades para escritores o de escritura creativa, fenómeno que en nuestro país es inexistente, y que lleva a pensar la poesía de manera profesional, como la conciencia de la labor como poeta, opuesta al sentido privado de cierto tipo de escritura que expresa unívocamente y unidireccionalmente nuestros sentimientos más profundos. Me refiero a la diferencia entre el ser poeta y el escribir alguna materia que se parece formalmente a la poesía, en relación a otro mito, muy frecuente en la Argentina, que sostiene que la universidad, especialmente la especialización en literatura, es nociva para el proceso creativo.
Cannon: A priori cualquier acceso a la educación me parece bueno, y sólo se llega a escribir a través de la exposición sistemática a una buena lectura. La enseñanza está subestimada mientras que la escritura está sobreestimada. Escribir es una actividad prestigiosa, un prestigio del cual los docentes universitarios no gozan. De hecho, en Europa, las universidades se convirtieron en un negocio. De allí que la relación docente -alumno devenga una relación clientelar donde los docentes no pueden dar lo mejor de sí, y las universidades se tornen lugares anodinos y poco excitantes. Pero, aunque la teoría puede ser muchas veces diabólica, en mi opinión la escritura creativa está alentada por esos dos o tres maestros que uno encuentra en la universidad y que lo hacen a uno pensar, y ésa es la clave de la inspiración.
P: De toda esta conversación me parece que corremos el riesgo de ver la poesía como un género de algún modo elitista para iluminados.
Cannon: Hay un verso que viene a mi mente de un poeta irlandés, O''Shaghnessy, "We are the music makers, and we are the dreamers of dreams, yet we are the movers and shakers of the world forever, it seems" ("Somos los hacedores de música/ y los soñadores de sueños/ incluso somos los que movemos y agitamos el mundo/por siempre, parece"). ¡Claro que la poesía puede ser popular! La música contemporánea es nuestra forma actual de poesía popular. Bob Dylan, por citar un sólo ejemplo, es un gran poeta. ¿Acaso conoces a un prosista más famoso que Dylan?
Leonor Silvestri
Fuente: Clarín, 2006
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