viernes, 15 de junio de 2012

Demórate en esto

John James Audubon 
Otros dos poemas de ANNE CARSON
(Toronto, Canadá, 1950)


Audubon


Audubon perfeccionó un nuevo método para
dibujar pájaros que declaró suyo.
Al pie de cada acuarela escribía “tomado del natural”,
lo que significaba que abatía los pájaros

y se los llevaba a casa para disecarlos y pintarlos.
Dado que odiaba las formas inmutables
de la taxidermia tradicional

construía armaduras flexibles de madera y
alambre
sobre las que disponía la piel y las plumas del pájaro
–o en ocasiones

pájaros totalmente destripados–
en poses animadas.
No sólo el armazón de alambre era nuevo, sino también la iluminación.

Los colores de Audubon se sumergen en tu retina
como un reflector
rastreando el cerebro de arriba abajo

hasta que apartas la mirada.
Y acabas apartándola.
No hay nada que ver.

Puedes pasarte el día mirando estas formas
verdaderas y no ver el pájaro.
Audubon concibe la luz como una ausencia de oscuridad,
la verdad como una ausencia de desconocimiento.

Es lo contrario a un día apacible en Hokusai.
Imaginemos que Hokusai hubiera abatido y
rearmado 219 leones
    y luego hubiera prohibido a su propio pincel pintar la sombra.
 
     “Somos lo que logramos hacer de nosotros mismos”, Audubon declaró a su esposa
     durante su cortejo.
     En los salones de París y Edimburgo
   
     donde recaló para vender su nuevo estilo
     este francés nacido en Haití
     se hizo iluminar
   
     como un noble rústico americano
     desplegado en las poses impolutas del Gran Naturalista.
     Lo amaban
   
     por el “frenesí y el éxtasis”
     de la genuina realidad americana, especialmente
     en la segunda (y más barata) edición en octavo (Birds of America, 1844).

Traducción  Jordi Doce
***
 "El guante del tiempo", de Edward Hopper

Cierto no soy más que la sombra de un pasajero en este planeta
     pero a mi alma le gusta vestirse con elegancia
     a pesar de las manchas.
     Ella atraviesa la puerta.
     Se quita su guante.
     Acaso gira la cabeza.
     Acaso cruza la pierna.
     Ésa es una pregunta.
     Quién está hablando.
     También una pregunta.
     Lo único que puedo decir
     es que no veo ninguna prueba de otro guante.
     Las palabras no son una frase, no te demores en ello.
     Demórate en esto.
     No es un tiempo vacío, es el momento
     en que las cortinas revolotean dentro del cuarto.
     Cuando se prepara la lámpara.
     Cuando la luz da contra la pared justo ahí.
     ¿Y el guante?
     Entonces se elevó: la vida que ella pudo haber vivido (par les soirs bleus d'été).
     Da la casualidad
     de que la pintura es inmóvil.
     Pero si acercas la oreja al lienzo oirás
     los sonidos de un gran estribillo que va avanzando.
     En algún lugar alguien viaja hacia ti,
     viaja día y noche.
     Pasan abedules sin hojas.
     El camino rojo se desvanece.
     Toma, agarra esto:
     una prueba.
     Da la casualidad
     de que un buen guante de etiqueta
     mide 22 centímetros del dobladillo a la punta de los dedos.
     A este guante lo "tomaron por la espalda"
     (como dijo Godard de su King Lear).
     Mientras escuchaba a sus hijas Lear
     deseó ver sus cuerpos enteros
     estirados a lo largo de sus voces
     como cabritilla blanca.
     ¿Pues en qué difiere el tiempo de la eternidad salvo en que lo medimos?

Traducción Tedi López Mills
**
Imagen: tomada de The Infinite Art Tournament, Round 3: Audubon v. Balla

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char