viernes, 6 de julio de 2012

Afrodita, sus avestruces, sus diamantes


JEAN COCTEAU
(Francia, 1889-1963)

FRUTO

Un farolillo dominical,
madurado por el viento
puede incendiar las ramas;
hay que cogerlo antes.
***
Trouville

El océano, como la esmeralda,
tiene imperfecciones,
pero la bañista embelesada
adora las joyas falsas.
***
Mediodía

El remero, ángel de madera, impulsa con sus alas
-Afrodita, sus avestruces, sus diamantes-,
desde la amplia calma a bordo de una ola constante,
un carruaje esmeralda de corceles espumosos.

He aquí los restos: bidones, anclas, vigas
mástiles, medusas, miradas de ahogados en las vitrinas
del bulevar de las ciudades submarinas.
Y el mar se retira succionando entre burbujas.

Rápidamente me quito mi camisa, mi sombrero,
me tiendo, náufrago desnudo en esta orilla,
obligando a mostrarse bajo el calor salvaje
al atezado indio Sioux capturado en mi piel.
***

Tomados de http://www.davidzuker.com/wikilydia

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char