domingo, 10 de febrero de 2013

Y así vas caminando sangre adentro


LUIS ROSALES
(Granada, España, 1910-Madrid, íd., 1992)


AUTOBIOGRAFÍA

Como el náufrago metódico que contase
las olas que le bastan para morir;
Y las contase, y las volviese a contar, para evitar
Errores,
Hasta la última,
Hasta aquella que tiene la estatura de un niño y le cubre
La frente,
Así he vivido yo con una vaga prudencia de caballo
De cartón en el baño,
Sabiendo que jamás me he equivocado en nada,
Sino en las cosas que yo más quería.
***
LARGA ES LA AUSENCIA

La sombra siempre y luz sin la luz mía
                                               Herrera

Tu soledad, Abril, todo lo llena.
Colma de luz la espuma y la corriente.
Aurora niña con su sol reciente.
Toro en golpe de mar como mi pena.

La soledad del corazón resuena
desierto ya como un reloj viviente,
como un reloj que late porque siente
la marcha de tu pie sobre la arena.

Y así vas caminando sangre adentro,
sangre hacia arriba, hacia el primer encuentro,
sangre hacia ayer en la memoria mía;

¡ay, corazón, donde me pisas tanto!,
¡qué soledad sin ti, cierva de llanto!
qué soledad de luz buscando el día.

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char