ELLA WHEELER WILCOX
(Wisconsin, EE.UU., 1850-Connecticut, EE.UU., 1919)
Amistad después del amor
Después del feroz verano todas sus llamas
Se han consumido en cenizas, han expirado
En la intensidad de su propio calor,
Allí arriba la suavidad, leve, del Día de san Martín,
Coronada con la calma de la paz, triste y brumosa.
El después del amor nos ha llevado, cansados
De la agonía y los tormentosos deseos,
Hasta una larga mirada de amistad: ojo fugaz
Que nos invita a seguirlo, y a cruzar
Los frescos y verdes valles que vagan sin cuidado.
¿Es un toque de nieve el que se encuentra en el aire?
¿Por qué nos acosa este sentido de pérdida?
No deseamos que retorne el dolor, el calor obsoleto;
Sin embargo, sin embargo, estos días son incompletos.
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
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