PIERRE DE RONSARD
(Castillo de la Possonière, Couture-sur-Loir, 1524-Saint-Cosme-en-l'Isle, cerca de Tours, Francia, 1585)
Soneto a Elena
Cuando seáis muy vieja, a la luz de una vela,
sentada junto al fuego, hilando y devanando,
mis versos cantaréis, asombrada exclamando:
"Ronsard me celebraba, cuando yo aún era bella".
Y no tendréis sirvienta que oyendo un verso tal,
aunque medio dormida, el trabajo olvidado,
al escuchar mi nombre no se haya despertado,
vuestro nombre alabando con elogio inmortal.
Yo estaré bajo tierra, y, fantasma sin huesos,
a la sombra del mirto tomaré mi reposo;
y vos junto al hogar, una vieja encorvada,
lamentando mi amor y vuestro cruel desdén.
Vivid, hacedme caso, no esperéis a mañana:
recoged desde hoy mismo las rosas de la vida.
***
Hoy te envío estas flores...
Hoy te envío estas flores que mi mano
acaba de cortar recién abiertas,
que de no recogerlas hoy temprano
las habría encontrado el alba yertas.
Ellas recuerdan el destino humano,
porque tus gracias y bellezas ciertas
se agostarán en día no lejanoy estarán,
pronto, como flores, muertas.
Se va el tiempo, mi amiga... mas no es cierto:
somos nosotros, !ay! , los que nos vamos.
Ni de ti ni de mí quedará huella.
Y cuando tú estés muerta y yo esté muerto,
nada habrá de este amor de que hoy hablo
ámame, entonces, mientras eres bella.
Versión de Andrés Holguín
****
Canción a Olivar de Magny sobre el canto de San Agustín
Quien quiera conocer al Amor y a su esencia,
su arco, su fuego, sus rasgos y su aspecto,
cuáles son sus maneras y qué es lo que desea,
lea estos versos: voy aquí a describirlo.
Es un placer repleto de tristeza,
es un tormento ornado de alegría,
un desespero donde siempre se espera,
un esperar que siempre desespera.
Es como una nostalgia de juventud perdida
es como polvo expandido en el aire,
es pintar en el aire, es pretender a una
coger el viento y blanquear un moro.
Es falsa risa y dolor verdadero,
tener herido el corazón sin lamentarse,
es volverse criado en lugar de señor,
es morir y nacer mil veces cada día.
Es cerrar a los amigos de la razón la puerta,
que triste languidece casi muerta,
para entregar la llave a la enemiga
que la recibe con el pretexto de ser amiga.
Es mil males por sólo una mirada
es estar sano y simularse enfermo,
es perjurar mintiéndose, y hacer
profesión de adular y complacer.
Es un gran fuego envuelto en poco hielo,
un bello juego relleno de falacias,
es un despecho, una guerra, una tregua,
un largo pensamiento, una palabra breve.
Es un por fuera disimular el gozo,
celando un alma que dentro solloza,
un mal tan agradable que uno anhela
consumirse por siempre en tan bello martirio.
Es una paz sin duración apenas,
es una guerra de combate extremado,
en donde el vencido recibe toda gloria,
y el vencedor no obtiene la victoria.
Es un error de juventud que elige
aun antes la prisión que la libertad.
Es un pensamiento que entre dudas no reposa,
y por objeto sólo tiene una cosa.
En fin, Nicolás, es amor unos celos,
una fiebre en un frenesí.
¿Qué mayor mal puede haber en el mundo
que tener por señor a una mujer?
Así, pues, para que tu corazón no caiga
bajo los lazos de tan sujeta ley,
si tú me crees, ten cuidado:
el arrepentimiento llega tarde.
Versión de L.S.
***
A Carmen
Ven, Carmen, vamos a ver si la rosa,
revestida de púrpura argentada,
florece y continúa tan hermosa
como tu suave piel, tu tez dorada.
Pues de ayer a hoy, en tan breve espacio,
verás como sus pétalos cambiaron
y ha devenido triste y lacio
el bonito color del que gozaron.
Lástima que una flor dure tan poco,
pues desde la mañana hasta la noche
se demuda y pierde su belleza.
Goza de tu esplendor, que yo no troco
tus años jóvenes, que con derroche
de no usarlos, hácense aspereza.
**
Tomados de poemasenfrances.blogspot.com.ar
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
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