domingo, 14 de julio de 2013

Los hombres son dioses muertos

ATAHUALPA YUPANQUI 

(en quechua, el que viene de lejanas tierras para decir algo)
seudónimo de Héctor Roberto Chavero Aramburu
(Juan A. de la Peña, partido de Pergamino, Argentina, 1908-Nîmes, Francia, 1992)

Piedra y camino

Del cerro vengo bajando
Camino y piedra
Traigo enredada en el alma, viday
Una tristeza.

Me acusas de no quererte
No digas eso
Tal vez no comprendas nunca, viday
Por qué me alejo.

Es mi destino
Piedra y camino
De un sueño lejano y bello, viday
Soy peregrino.

Por más que la dicha busco,
Vivo penando
Y cuando debo quedarme, viday
Me voy andando.

A veces soy como el río
Llego cantando
Y sin que nadie lo sepa, viday
Me voy llorando.

Es mi destino,
Piedra y camino
De un sueño lejano y bello, viday
Soy peregrino.***
GUITARRA... DÍMELO TÚ

Si yo le pregunto al mundo,
El mundo me ha de engañar.
Cada cual cree que no cambia,
Y que cambian los demás.

Y paso las madrugadas
Buscando un rayo de luz.
Por qué la noche es tan larga,
Guitarra, dímelo tu.

Se vuelve cruda mentira,
Lo que fue tierna verdad
Y hasta la tierra fecunda,
Se convierte en arenal.

Los hombres son dioses muertos,
De un templo ya derrumbao.
Ni sus sueños se salvaron,
Sólo una sombra ha quedao.
***
LA ZAMBA PERDIDA

Si encuentras por el camino
Una zambita perdida
Bríndale un poco de amor
Quien sabe no vaya herida

Quien sabe no vaya herida
Por esos campos penando
Ofrécele el corazón
Para que siga cantando

Para que siga cantando
Las linduras de este suelo
Que si la vida te golpia
La zamba a’í se tu consuelo

Nunca mires para atrás
Para ver lo que has andado
Míralo a tu corazón
Que lleva un mundo guardado

Que lleva un mundo guardado
De aurora y anochecidas
Y está esperando un remedio
Para curar sus heridas

Para curar sus heridas
Las mismas que tú le hiciste
Tal vez por eso anda triste
Como una zamba perdida.
***
LOS EJES DE MI CARRETA

Porque no engraso los ejes
me llaman abandonao
si a mí me gusta que suenen
pa' qué los quiero engrasar

Es demasiado aburrido
seguir y seguir la huella
andar y andar los caminos
sin nada que me entretenga

No necesito silencio,
yo no tengo en quien pensar
Tenía, pero hace tiempo,
ahora ya no tengo más

Los ejes de mi carreta
nunca los voy a engrasar.
***
La Llorona
(Zamba)

Yo quiero matar mi pena
pero mi pena no me abandona.
Por eso canto esta zamba
que han de llamar la llorona.

Sollozan junto a sus nidos
las palomitas con sentimiento.
Igual que esas avecitas
yo al aire doy mis lamentos.

Dónde te has ido,
Paloma mía.
¿Adónde están las promesas
que me juraste aquel día?

La zamba que voy cantando
va despertando las alegrías.
No saben que en ella canto
las propias desdichas mías.

Por más que ocultar yo quiero
los mil pesares que me atormentan,
llorando van las guitarras
y ellas por mí se lamentan.

Dónde te has ido.
Quién te ha llevado.
Mi corazón día y noche
Como el crespín te ha llamado.

2 comentarios:

Celia Clara Fischer dijo...

Gracias, Irene, por publicar estas joyas poéticas. Leerlo - y cantarlo- a Don Ata nos limpia el alma, sobre todo cuando se publica tanta nadería de intelectualidad vacía y estrepitosa. Felicitaciones por tu blog. Celia.

Irene Gruss dijo...

Gracias a vos, Celia, por pasar; Irene

Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char