SALVADOR ESPRIU
(Santa Coloma de Farnés, España, 1913-Barcelona, íd., 1985)
Es propia de mi mundo una reservada felicidad
Detrás de esta puerta vivo,
pero no sé
si puedo llamarla vida.
Cuando vuelvo, al atardecer,
de mi diario odio contra el pan
(¿no sabías que tengo
la inmensa suerte de venderme
a trozos por una moneda
que llega ya a valer
mucho menos que nada?),
me quito un viejo abrigo, la esperanza,
y me adentro por los caminos de mis ojos,
por el vacío espanto donde siento,
más allá, a mi Dios,
más allá siempre, más allá de los falsos
profetas y de extrañas culpas
y de este viejo necio enfermo de los versos
disciplinados, como éstos, con pintas
de oscuras marcas que el afán de los críticos
un día aclarará para vergüenza mía.
Sí, puedes encontrarme, si te atreves,
detrás de la glacial nada de esta
puerta, aquí, en donde vivo y siento
esta añoranza y el grito de Dios y soy,
con los nocturnos pájaros de mi soledad,
un hombre ya sin sueños en mi soledad.
***
Frágil espejo
Non so chi sia, ma so ch'ei non è solo.
Purg., 14, 4.
Recordando a B. Rosselló-Pòrcel (5-1-1938)
Alejado en abismos,
donde el rostro me aguarda,
me acerco a verme.
Cuando la sombra penetra
el cristal puro, en silencio
me siento sonreír.
Versión de José Batlló
***
Beg Your Pardon
Meditación, con ciertos ripios, en
torno a la teoría atómica, tal como
se la alude en los periódicos.
Cuando el centro del rnundo
no eres exactamente tú
(por más ilusiones que te hagas),
si te despertasen en mitad de la noche,
no quieras preguntarte por qué vives:
distráete royéndote la uña de un dedo.
Cuando el centro del mundo
queda tan lejos
de ti
que honestamente
empiezas a comprender que eres nadie,
detente un momento
y arréales, a las primeras narices, un puñetazo.
Problemas cada vez más esquivos
vienen a turbarte el dulce sueño.
Ya sólo te faltaba, por lo que dices,
descubrir que no eres exactamente el centro del mundo.
Vecino de Badalona o de Estambul,
tanto si eres activo como si eres gandul,
en este nuestro mundo sin mañana
es muy difícil que ganes tu pan.
No te daré el más mínimo consuelo:
un día cualquiera te volarán.
Mas entretanto evita algunos trastornos
abrochándote muy bien los pantalones.
Versión de José Batlló
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
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