viernes, 20 de septiembre de 2013

Tienen recuerdos que los mantienen despiertos

FLORENCIA WALFISCH 
En el río de mi infancia. Bordado y cosido de la autora, 2010

(Buenos Aires, Argentina, 1970)


haber equivocado con vocación de gozo
no puedo tocar
yo también apreté la mano del fantasma
nadie sabe quién tembló

si la parte más blanda del dolor tuviese
otra sustancia

la que abandona el tiempo inexacto y pone
tus ojos

en su lugar
***

le da besos suaves como venidos del viento. no abre su boca. quiebra los pliegues de su falda como si fuera posible. da gritos de hombre en medio de la oscuridad. tropieza con su sombra y cae. se desliza hasta sus pies y sube. luego no sabe y se mece. luego se apaga y olvida. la toca hasta ponerla húmeda. no bebe sino que mira. no ve sino que inventa. el espacio se hace pequeño y las cosas se repiten. tiembla ella dentro de su falda negra. nueva y negra. como un disco de oro toca ella lo que imagina. quiere una señal quien sabe desde cuándo. su duda se endurece hasta explotarse. hace tanto y hace ahora. quema sus pasos hasta llegar a otra noche... en ese tiempo las palabras se quedaron secas... tienen recuerdos que los mantienen despiertos. luego de pie. atraviesa desnuda una plaza. su corazón cruza la línea que va desde ahí hasta acá. en el pliegue de su falda entra un viento como de vez. en vez.

1 comentario:

Florencia Walfisch dijo...

Queridísima Irene:
mi gratitud por tanto, mi abrazo por lo mismo
besos, Flor

Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char