sábado, 22 de febrero de 2014

Un cielo en mangas de camisa corre sobre los tejados

CÉSAR TIEMPO

 Israel Zeitlin
(Ekaterinoslav, Ucrania, Rusia, 1906- Buenos Aires, Argentina, 1980)

De Clara Beter (Seudónimo de C.T.): Versos de una...

LO IRREMEDIABLE 

En una misma pieza
un macho y una hembra
el “yo” mujer
que no sabe cómo desaparecer.
***
QUICIO

Me entrego a todos, mas no soy de nadie;
para ganarme el pan vendo mi cuerpo.
¿Qué he de vender para guardar intactos
mi corazón, mis penas y mis sueños?
***
A UN OBRERO

Toda desnuda me ofrezco a tu instinto,
muerde mis pechos, estruja mi cuerpo,
quiero brindarte esta fiesta de carne
para que olvides tus días acerbos.

Sé que padeces, tu vida es amarga
vida de todos los tristes obreros,
sin una luz de esperanza en su noche,
sin la caricia cordial de un consuelo.

¡Cómo conforta sentirse piadosa,
dulce es la simple bondad de mi gesto;
tú que así sufres, mereces la efímera
fiesta que quiere brindarte mi cuerpo!
***
Biálik

El 5 de Julio la Associated Press dio la noticia al mundo:
falleció en Viena Jáim Najman Biálik.

Pasaron veinte días y en la misma ciudad
ultimaron a Dollfuss, el “Millermetternich”.

¡Cuidado con los poetas
cuyos puños golpean sobre las mesas de los verdugos!

Los diarios de la colectividad
pudieron publicar la noticia en “Sociales”
junto a la crónica de la fiesta
con que la familia Barabánchik
celebra la circuncisión de su vástago.

Tengo un corazón violento
y una voz áspera.

Cruzo la calle de la judería
con mi rencor y mi dolor a cuestas.

Hermanos de Buenos Aires:
nuestro más alto poeta ha muerto.
Como en los Salmos
Dios le ciñó de fuerzas e hizo perfecto su camino.

Minkowsky fue la lágrima,
Biálik la imprecación.

Y ambos se pudrirán bajo la tierra
frente a los ojos ciegos de la noche tremenda.

Un cielo en mangas de camisa corre sobre los tejados.

Los buhoneros juegan en el “Pilsen” su diuturna partida de dominó.

Las muchachas que quieren casarse no pasan bajo los andamios.

Señores burgueses que infringís todos los Mandamientos
y estáis los sábados sobre vuestros libros de tapas negras
pasándoles las manos por el lomo a las cifras
para que se alarguen como gatos,
os he visto en los templos resplandecientes
-apartados como los pur sangs en los bretes suntuosos-
con los ojillos redondos y desvaídos
y las altas galeras y los thaléisem de seda pura,
queriendo sobornar a Dios
que os conoce mejor que vuestros empleados.

Jáim Najman Biálik ha muerto.

Hoy en el “Internacional” hay pescado relleno
y un buen stock de doctores para vuestras pobres hijas lánguidas.

¿Quién se acuerda de las masacres de Ukrania,
de la tempestad delirante de los pogroms,
cuando los juliganes violaban a vuestras madres
y estabais en los sótanos temblorosos e inútiles
como la luz que lame los espejos?

Biálik clamó, tronó sobre las negras aguas
y su risa iracunda corrió como un viento loco sobre las aldeas.
“El pueblo es una hierba marchita,
se ha puesto seco como una madera.”
Y hubo jóvenes que supieron sacudirse como lobeznos
y sus dientes agudos despedazaron nuestra humillación.

Jáim Najman Biálik ha muerto.

Los chamarileros sonríen en las puertas de su pandemonio.

Los Lacrozes están más verdes que nunca.

Echa tu pan sobre las aguas, dice el Eclesiastés.

Da gusto oír a Mischa Elman desde una muelle butaca del Colón.

Gorki dijo que con Biálik el pueblo judío había dado una nuevo Homero al mundo.

¿El Banco Israelita le daría un crédito a sola firma?

Voces:
-Esta noche cuando cierre el negocio, mientras mojo la tostada en el vaso de té, le voy a decir a mi señora que me lea El Pájaro y El Jardín, y después de comer vamos a ir al Teatro Ombú; para ser de la “Comisión” hay que estar “preparado”.

Jáim Najman Biálik ha muerto.

-Mamá ¿me lavo la cabeza con querosén y me pongo el vestido de raso celeste para ir a la Biblioteca? -Bueno, querida, a ver si consigues un novio como la gente, que ya es tiempo.

Jáim Najman Biálik ha muerto.

En la puerta de la Cocina Popular nuestros hermanos, los que no se atreven a morirse de hambre, esperan su ración.

Jáim Najman Biálik ha muerto.

Nuestras piernas se arrastran en las más profundas ciénagas de la noche y sobre nuestras cabezas brilla una luz pura.

En Tel Aviv hubo un poeta.

¿Y ahora?
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El cajetilla

"... El cajetilla cree que el alma es inseparable del cuerpo... el tipo sabe que ostentar es vivir, y la pilcha la flor de su figura. A cuidar de la vestimenta, pues, pero a cuidarla para algo, aunque ese algo consista casi siempre en zambullirse en la propia contemplación como el tero en el espejito de un charco...
"Nuestro cajetilla tuvo la suerte de descubrir en la pantalla del cine al hermoso Brummel. Todo su edificio molecular fue sacudido por una conmoción ontológica. El podía ser aquél. Comprobó en el espejo de la peluquería que su nariz no era del más puro corte helénico pero él no había nacido en Atenas sino en Pepirí y Grito de Asencio y podía lucir, en compensación, una pelambre más negra que un río de petróleo, una cejas trazadas a compás, unos ojos hambrientos, una morfología de reloj de arena y unas maneras delicadas de acomodador de teatro... La única sociedad que conocía era la del Club Social de su barrio... Se dejó crecer la porra a lo beatle y frecuentar el café "La Paz" de Corrientes y Montevideo, con un libro de Harold Pinter en la mano y una sonrisa sobradora flotando sobre sus anchos hombros de estibador. Conoció el programa furtivo, el brillo trémulo de las miradas ansiosas, los telefonemas infinitos, el catchas-catch zaguanero...
"El tiene que brillar siempre. Luego, de la peluquería al vaivén sin cambiar de tren. El vaivén es el de calle Florida... Más tarde irá a bostezar a una conferencia porque de vez en cuando conviene hacerse ver hincándole el diente a la jalea real de la cultura. La vida también tiene sus exigencias... la vida y las viudas que pueden proporcionarle tales lugares de soñoliento esparcimiento...
"La gente hace lo que hace porque es lo que es. Señalamos un fenómeno. Unamuno decía que los ateos son unos individuos que están locamente enamorados de Dios. Los cajetillas son unos desamorados locamente enamorados de sí mismos. Todo debe ser un pretexto para que la gente repare en su presencia. Aspiran a la gloria de la frivolidad. Todos o casi todos dan la impresión de tener linfa en las venas, esa especie de agua muerta que no levanta espuma...

(De "El cajetilla y otros especímenes de la fauna porteña", 1974)
***

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char