Tomada de |
(Condado de Derry, Irlanda del Norte, 1939-2013)
Cavar
Entre el pulgar y el índice
la pluma petizona reposa
confortable como un arma.
Bajo la ventana, un ruido límpido que raspa:
la pala que se hunde en el suelo de grava
mi padre, cavando. Yo bajo la mirada:
se tensa su trasero entre los canteros
inclinándose. Se yergue veinte años
a buen ritmo, agachándose en los hoyos de papas
donde estaba cavando.
El botín basto se apoyaba en el borde, el cabo
firmemente empuñado contra la rodilla
desarraigaba raigones, hundía el filo brillante en lo profundo
desparramando papas nuevas que juntábamos
amando la dureza fresca en nuestras manos.
Mi Dios, este hombre podía manejar una pala
tan bien como su padre.
Mi abuelo cortaba más panes de tierra en un día
que ningún otro más en las turbas de Toner.
Una vez le llevé una botella de leche
tapada así nomás, con papel. Se enderezó
cortajeando prolijas las tajadas, levantando terrones
por sobre el hombro, yendo hondo, cada vez más hondo
en busca de la tierra mejor. Cavando siempre. Chapaleo y sopapo.
El fresco olor de la forma de la papa,
de la tierra pastosa, cortos cortes del filo
entre raíces vivas despiertas en mi mente.
Pero no tengo pala
para seguir a hombres como aquellos.
Entre el pulgar y el índice
la pluma petizona reposa
voy a cavar con ella.
Versión de Miguel A. Montezanti
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