viernes, 30 de mayo de 2014

Y los pastos ¡cómo brillaban!

INÉS ARÁOZ
Tomada del blog haciablog-zaratustra

(Tucumán, Argentina, 1945) 


El canto del gallo

El mundo para mí es decirlo:
El gallo ha cantado
Dónde estaré yo una vez dicho
Dónde estará el gallo

Nunca seré yo una vez dicho
Nunca será el gallo
***
Floración de un cactus

Gota de silencio
que miro, que miro
Y aún mis ojos no ven
sino el color
la planicie del pétalo menor

¡Cómo decir menor!
Es el día de su crecimiento
la hora justa de su vida
Lo sé, lo sé. ¡Oh!
Ser mis ojos la flor...
***
Corre una niña detrás de un potrillo
                                                         para C.S.

–Una y otra vez se levantaban las montañas,
una y otra vez reía el universo y el vuelo de
Lo arriba de mil maneras se mostraba

(Y los pastos ¡cómo brillaban!)

De Haré del silencio mi corona, Leviatán Ed., 2013.
***
Para oír y ver: aquí

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char