domingo, 22 de junio de 2014

Con tu voz cantando a los extenuados obreros vueltos trizas

ALLEN GINSBERG
(Newark, EE.UU., 1926-1996)

Kaddish
A Naomi Ginsberg

Oh madre
qué cosas he pasado por alto
Oh madre
qué he olvidado
Oh madre
adiós
con adiós un largo zapato negro
con el Partido Comunista y una media rota
adiós
con seis oscuros pelos en el lunar de tu pecho
adiós
con tu viejo vestido y una larga barba negra alrededor de tu vagina
adiós
con tu vientre hundido
con tu temor a Hitler
con tu boca de malos cuentos breves
con tus dedos de mandolinas pútridas
con tus brazos de anchos portales de Paterson
con tu vientre de huelgas y chimeneas
con tu mentón de Trotzky y la Guerra Española
con tu voz cantando a los extenuados obreros vueltos trizas
con tu nariz mal trazada con tu nariz hecha olor
de los pepinos de Newark
con tus ojos
con tus ojos de Rusia
con tus ojos de falta de dinero
con tus ojos de una falsa China
con tus ojos de la tía Eleonor
con tus ojos de la India famélica
con tus ojos orinando en el parque
con tus ojos de América en caída libre
con tus ojos de tu fracaso en el piano
con tus ojos de tus parientes de California
con tus ojos de Ma Rainey muriendo en una ambulancia
con tus ojos de Checoslovaquia atacada por robots
con tus ojos que van a clase nocturna de pintura en el Bronx
con tus ojos de la Abuela asesina que ves en el horizonte desde la Escalera de Incendio
con tus ojos corriendo desnudos fuera del departamento chillando hacia el vestíbulo
con tus ojos arrastrados por los policías hasta la ambulancia
con tus ojos férreamente amarrados a la mesa de cirugía
con tus ojos de páncreas extirpados
con tus ojos de operación de apéndice
con tus ojos de aborto
con tus ojos de ovarios extirpados
con tus ojos de conmoción
con tus ojos de lobotomía
con tus ojos de divorcio
con tus ojos de colapso
con tus ojos solitarios
con tus ojos
con tus ojos
con tu muerte colmada de flores.

Versión s/d
**
V

O mother
what have I left out
O mother
what have I forgotten
O mother
farewell
with a long black shoe
farewell
with Communist Party and a broken stocking
farewell
with six dark hairs on the wen of your breast
farewell
with your old dress and a a long black beard around the vagina
farewell
with your sagging belly
with your fear of Hitler
with your mouth of bad short stories
with your fingers of rotten mandolins
with your arms of fat Paterson porches
with your belly of strikes and smokestacks
with your chin of Trotsky and the Spanish War
with your voice singing for the decaying overbroken workers
with your nose of bad lay with your nose of the smell of the pickles of Newark
with your eyes
with your eyes of Russia
with your eyes of no money
with your eyes of false China
with your eyes of Aunt Elanor
with your eyes of starving India
with your eyes pissing in the park
with your eyes of America taking a fall
with your eyes of your failure at the piano
with your eyes of your relatives in California
with your eyes of Ma Rainey dying in an ambulance
with your eyes of Czechoslovakia attacked by robots
with your eyes going to painting class at night in the Bronx
with your eyes of  the killer Grandma you see on the horizon from the Fire-Escape
with your eyes running naked out of the apartment screaming into the hall
with your eyes being led away by policemen to an ambulance
with your eyes strapped down on the operating table
with your eyes with the pancreas removed
with your eyes of appendix operation
with your eyes of abortion
with your eyes of ovaries removed
with your eyes of shock
with your eyes of lobotomy
with your eyes of divorce
with your eyes of stroke
with your eyes alone
with your eyes
with your eyes
with your Death Full of Flowers

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char