miércoles, 6 de agosto de 2014

Y antes era una aglomeración de países formidables

HENRI MICHAUX 

(Namur, Bélgica, 1899-París, Francia, 1984)

MI REINO PERDIDO

Antes tenía un reino tan grande que casi daba la vuelta completa a la Tierra.
Me molestaba. Quise reducirlo.
Lo logré.
Ahora no es más que una parcela de Tierra, una diminuta parcela sobre la cabeza de alfiler.
Cuando la veo, me rasco con ella.
Y antes era una aglomeración de países formidables, un Reino soberbio.
**

Su oído agudo, agudo, su único oído escucha una onda que llega, aguda, aguda, y una onda sucesiva que va a llegar de una lejanía de tiempo y de espacio para dirigir, conducir a la víctima que deberá dejarse manejar.
Su mano se prepara.
¿Y él? Mira actuar.
Cuchillo desde lo alto de la frente hasta el fondo de sí mismo, vigila, listo para intervenir, listo para cortar, para decapitar lo que no es, no será suyo, cercenar en el vagón que el Universo desbordante empuja hacia lo que no será “SU” víctima...
**

Este es el sitio del taciturno
y del enrollado
y de la reanudación indefinida.
Una mujer retira una camisa,
que deja ver otra camisa, que ella retira,
que deja ver otra camisa que ella retira,
que deja ver otra camisa que ella retira,
que deja ver otra camisa,
y el descanso de la desnudez
no llega nunca.
**

No hay comentarios:

Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char