Blaga Dimitrova
(Bjala Slatina, Bulgaria, 1922-2003)
JUVENTUD
Cuando eres joven
y ondean al viento
tus cabellos alborotados
y te sumerges en sus ojos
ves un fragmento del mundo,
un balcón rozando el cielo,
un tren rebelde sin raíles,
una bandada de álamos en vuelo.
¡Mundo de libertad, sin fronteras
al cual añades fantasía con tu existencia!
De pronto un día tus cabellos clarean y ante ti
se descubre un mundo en su totalidad.
El balcón está empotrado en un muro,
el tren se mueve por raíles
y los tallos inmovilizan a los álamos.
Aquí no hay lugar para la fantasía.
Perdiste tus cabellos alborotados.
**
CÍRCULO
Los crímenes se repiten.
No tienes pasado si no tienes memoria.
Y encima pretendes futuro.
**
Siembra a ciegas
Arrojadas de ninguna parte
por la mismísima mano vacía del Universo,
semillas de laboratorio,
esparcidas y abandonadas a su suerte,
o peor todavía,
bajo permanente control,
nos precipitamos
y precipitamos
cada vez más aceleradamente,
más unidireccional,
más vertical,
cada vez más y más
hacia la Tierra,
hasta sembrarnos en ella.
¿Y qué brotará?
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
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