jueves, 9 de abril de 2015

No woman no cry

               

La generación beat, la que lanzó a la carretera hacia ninguna parte en autos desastrados y aullando a la noche a los jóvenes norteamericanos en los años 50, vagabundos del dharma, frenéticos amantes del jazz y la benzidrina, desencantados fugitivos al gran sur -México, Marruecos, India-, pioneros de la contracultura zen y la libertad sexual...
¿No tuvo mujeres escritoras?

GREGORY CORSO: "Hubo mujeres, sus familias las encerraron en manicomios"

ELISE COWEN Cuando se suicidó, sus padres quemaron sus escritos, que creían inmorales

Allen Ginsberg, Jack Kerouac, William Burroughs, Gregory Corso, Lawrence Ferlinghetti, Bob Kaufman, Gary Snyder... ¿ningún nombre femenino?

Se lo preguntaron a Gregory Corso en 1994 y su respuesta transmite un escalofrío: "Hubo mujeres, estaban allí, yo las conocí, sus familias las encerraron en manicomios, se las sometía a tratamiento por electroshock. En los años 50, si eras hombre, podías ser un rebelde, pero si eras mujer, tu familia te encerraba. Hubo casos, yo las conocí. Algún día alguien escribirá sobre ellas".

Lo hizo Brenda Wright (Women of the beat generation) y ahora las reivindica un libro, Beat attitude: antología de mujeres poetas de la generación beat (Bartleby), antologado y traducido por Annalisa Marí Pegrum, que ya había participado en el espectáculo creado para la Biennale Internationale de Poésie Les Ailleurs, en Charleville, la ciudad natal de Rimbaud, tal vez el primer beat.

Annalisa Marí Pegrum ha seleccionado a doce poetas, como Joanne Kyger, Lenore Kandel, Diane Di Prima, Denise Levertov (con vínculos con el Black Mountain College), Ruth Weiss, Janine Pommy Vega, Anne Waldman, Elise Cowen, Brenda Frazer...

Algunas de ellas eran conocidas en España sobre todo por haber publicado sus memorias. Joyce Johnson (Personajes secundarios, Libros del Asteroide) sintetizó en la foto que ilustraba la portada su sentimiento de relegamiento: se ve a Jack Kerouac iluminado en primer plano posando orgulloso para el fotógrafo, mientras ella apenas se intuye detrás, difuminada y borrosa como un fantasma nocturno.

Algunas de ellas eran conocidas en España sobre todo por haber publicado sus memorias. Joyce Johnson (Personajes secundarios, Libros del Asteroide) sintetizó en la foto que ilustraba la portada su sentimiento de relegamiento: se ve a Jack Kerouac iluminado en primer plano posando orgulloso para el fotógrafo, mientras ella apenas se intuye detrás, difuminada y borrosa como un fantasma nocturno.

Carolyn Cassady, la pareja de Neal, el inspirador del personaje de Dean Moriarty en On the road de Kerouac, publicó su autobiografía con otro título contundente: Off the road (Escalera Editorial). Hettie Jones, judía de clase media se casó con LeRoi Jones, fue abandonada en 1964 cuando el poeta se convirtió con el nombre de Amira Baraka en líder de los Black Panther y no le convenía una mujer blanca. Escribió How I became Hettie Jones (Dutton, 1991), una vindicación de su biografía.

"Las mujeres que escribieron no se limitaron a ser meras amigas, amantes, esposas o musas; eran mujeres que estaban en el mismo momento y en los mismos círculos de amigos, pero que no tuvieron la misma visibilidad que los hombres y que lo tuvieron mucho más difícil a la hora de ser publicadas o de participar públicamente en los recitales", dice Annalisa Marí. "No hay casos de mujeres rencorosas que acusen con el dedo ni que hablen de injusticia; pero es inevitable darse cuenta de que los prejuicios de la época no permitían que las mujeres se fugasen, por ejemplo, como hacían los hombres, o que era imposible viajar si no era casada (Joanne Kyger se casó con Gary Snyder) y en general hubo muchas bodas y más niños de los que quizás hubiesen deseado. Además de muchas tareas domésticas, claro".

Según la antóloga, "durante los 50 y comienzos de los 60, las cosas no pintaban muy bien si eras mujer. Incluso Sylvia Plath habla de todo eso. Tener casa, tener hijos, cocinar, ser amable con los amigos del marido, todas esas cosas. Gary Snider decía sentirse desconcertado frente a las mujeres que escribían: ’Si bien podía comprender la psicología de los poetas hombres, desconocía lo que ocurría en la psique de las poetas mujeres’, decía. Los hombres no las consideraban como locas; apreciaban su compañía y de algún modo, las necesitaban. Pero no podían comprender que quisieran viajar, o tener el mismo tipo de experiencias que ellos; y en su obra se puede leer esta frustración de ser mujer y querer volar pero tener las alas cortadas".

El caso más dramático fue el de Elise Cowen. "Nació -dice Annalisa Marí- en una familia judía conservadora, fue la primera amante de Allen Ginsberg y coincidió con Carl Salomon, a quien Ginsberg dedica Howl en una de sus estancias en el psiquiátrico. Cuando se suicidó, su familia intentó quemar todos sus escritos para que no quedara ninguna prueba sobre su vida y lo que ellos consideraban inmoral (experiencias con drogas, experiencias lésbicas, etcétera). Sus poemas se publican por primera vez en español en este libro".

El otro caso trágico fue el de Joan Vollmer, tan brillante como autodestructiva, segunda mujer de Burroughs, que murió de un disparo de su marido cuando jugaban a Guillermo Tell en México. Su muerte provocó que Burroughs se dedicara a escribir.

En las memorias de las mujeres beat se percibe esa mezcla de placer y desconcierto por ensayar una vida rebelde y por desafiar abiertamente las convenciones sexuales. Cowen fue amante de Ginsberg cuando este quería ser heterosexual. Después, el poeta conoció a Peter Orlovsky y Cowen a Sheila y las dos parejas acabaron viviendo juntas. El final de la poeta fue trágico: se arrojó al vacío desde un séptimo piso, atravesando una ventana cerrada.

¿En qué se distingue su poesía de la de los hombres? Según la antóloga, "en general hablan de lo mismo que los hombres: la espiritualidad, las filosofías orientales, la alteración de la conciencia, el jazz, la escritura automática, viajes, reivindicación social y política..., pero observamos temas nuevos: menstruación, partos, abortos, hijos, frustración de estar a un lado de la carretera, invisibilidad, la espera, y la presencia de lo doméstico. Hay que decir que, confinadas al espacio doméstico por sus compañeros de generación, desarrollan una interesante escritura dentro de la casa y convierten lo doméstico en tema literario que apenas se encuentra entre los hombres".

Muchas de las poetas beat siguen activas hoy. Sin el enfoque del género y sólo atendiendo a la calidad literaria, ¿cómo quedaría el canon de la poesía beat? ¿La poesía automática de la generación beat, masculina o femenina, tiene más valor como documento de una época que como poesía? Ginsberg quedó como faro, Kenneth Rexroth como el precedente y Ferlinghetti como el editor.

Escribían o recitaban inspirados por el ritmo sincopado del bebop, pero su influencia fue fundamental en el cambio de costumbres que desembocó en el Mayo del 68, en la contracultura californiana, en el rock y la literatura de hoy: todo cambia salvo la voluntad de cambiar.
Hettie Jones conserva hoy el buen humor y pasa por alto el clamoroso lapsus del periodista al entrevistarla: "No me llames en tu artículo Hottie -dice-, que define a alguien joven, bello y sexy (generalmente una chica). Yo no lo soy, aunque -se ríe- todavía no estoy nada mal para alguien que ha cumplido los ochenta años". La poeta hace una segunda advertencia. "Tampoco se te ocurra, por favor, utilizar la palabra beatnik, que fue inventada en los años 50 para hacernos parecer tontas y para asociarnos despectivamente con el sputnik ruso que acababa de ser lanzado al espacio".

Nacida en 1934 con el nombre de Hettie Cohen, fundó con LeRoi Jones la revista Yugen, donde publicaron de Kerouac, Ginsberg y Burroughs y la editorial Totem Press. Hoy es una poeta de gran prestigio, además de autora de obras para niños y adultos. Ayudó a la mujer de Bob Marley a escribir su biografía No woman no cry y explicó su experiencia en How I became Hettie Jones.

¿Cree que las mujeres del movimiento fueron relegadas?
Se ha de recordar cuál era la situación de las mujeres en los años 50. Después de la Segunda Guerra Mundial, las mujeres fueron enviadas a sus cocinas, a hacer niños y a cuidar la casa para los hombres que volvían del frente. Pocas mujeres trabajaban, apenas había mujeres profesionales, como abogadas o médicas, etcétera. De modo que las mujeres que estaban casadas o vinculadas a los beat eran tratadas "normalmente", es decir, que pocas de ellas eran tenidas en cuenta por su talento.

¿Qué otras mujeres poetas valora?
Primero me atrajeron las mujeres que yo conocía y que estaban escribiendo realmente bien entonces. Denise Levertov era mi autora preferida, Desde entonces ha habido muchas mujeres poetas que admiro: Lucille Clifton, Kay Ryan, Elizabeth Alexander (la poeta de la ceremonia inaugural del mandato de Barack Obama), Elizabeth Bishop, Maxine Kumin... Demasiadas para citarlas a todas.

¿Qué ideales de su juventud merecen la pena conservar hoy?
¡Ah, buena pregunta! En primer lugar, la independencia de las mujeres. Una vida de trabajo; es decir, respeto por el hecho de que las mujeres puedan pensar y usar sus mentes en cosas que vayan más allá de las tareas familiares. Muchos países europeos tienen servicios sociales para las familias que son de gran ayuda para las mujeres que tienen niños, así que los niños están cuidados y las mujeres pueden llegar a ser miembros productivos de la sociedad. Hoy sigue habiendo muchas diferencias respecto a las mujeres. Se espera de nosotras que contribuyamos a la cultura, pero estas expectativas no son siempre respaldadas y aún queda mucho por hacer. Como queda por hacer en la diferencia racial.

¿Qué fue el movimiento beat?
El movimiento beat fue sencillamente un grupo de escritores que empezaron a expresar su disgusto con la represión de los años 50 y la poesía que no era "de la gente", sino de las academias. Los poetas beat abrieron los ojos de la sociedad por medio de sus poemas. Hoy, como resultado de aquellos poetas, junto con otro número de poetas más inclusivo (raza y sexo), nosotros tenemos el spoken word, el hip hop, tenemos una idea mucho más abierta sobre la poesía y el arte. Yo creo que los beats empezaron un movimiento que aún sigue vivo. Todavía somos capaces de expresarnos a nosotros mismos en nuestro arte.

Tomado de ellenguajedelospunos.blogspot.com.ar
***
ELISE COWEN 
(EE.UU., Washington Heights, Manhattan, 1933-1962)

Ninguno de sus poemas fue publicado durante su vida, pero ochenta y tres poemas han descansado en una caja en el sótano de su amigo Leo Skir en Minneapolis, el resto de sus poemas y diarios fueron destruidos por su familia después de que la muerte. Con los años, Leo, un amigo todavía leal, ha enviado a algunos de los poemas de Elise de Evergreen Review y varias pequeñas revistas literarias. Para este libro [ Las mujeres de la Generación Beat:Elise Cowen: Poemas y fragmentos , editado por Tony Trigilio, 2014, Ahsahta Press. Catorce de poemas cortos de Cowen se incluyen en el "Dossier poema corto" de la emisión 2012 de Corte Verde (editado por Trigilio y David Trinidad)

FÁCIL AMAR

Fácil amar
                         a los POETAS
             Su
ESPLENDOR
Derramándose sobre todas las páginas
Extorsionando arco iris diminutos

Fácil Amar
             a los Poetas

Su

ESPLENDOR
Derramándose sobre todas las páginas
            vertiéndose
sobre mi regazo

Elise Cowen en Beat Attitude (Bartleby Editores, 2015). Trad.: Annalisa Marí Pegrum
***
La dama…

La dama es una cosa sumisa
hecha de agua y muerte.
La moda la viste con sobriedad y
usa su mente para coserle la bastilla.
***
Emily…

Emily es la bruja blanca de Amherst.
Es la tímida bruja blanca de Amherst
que con amor mató a sus
maestros.
Pero yo prefiero sepultar a mi mente;
o mejor,
a esa suave paloma gris.
***
Quién me dará…

¿Quién me dará la
 nalgada cuando
vuelva a nacer?

¿Quién cerrará mis
 ojos cuando
a la hora de mi muerte
me vea?

Tomados de herederosdelkaos.blogspot.com.ar
***
SENTADA

Sentada contigo en la cocina
conversamos de todo
y te amo bebiendo té.
“Eso” es la palabra perfecta,
regia y hermosa. ¡Oh,
cuánto deseo, aquí mismo, tu cuerpo,
con o sin poemas lengüetados!

Traducción de José Vicente Anaya.

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char